Ciclolitoral 2010: etapa 1 (Motobar Abelurio-Cabo Ortegal-Playa Villarrube)
Durísima, rompepiernas, agotadora: la primera en la frente. Una de las etapas más duras de toda la costa española, si no la que más. Casi 60 kilómetros de cuestas. Especialmente empinadas entre Cariño y Cedeira, pasando por Vixía de Herbeira (los acantilados más altos de España y los segundos de Europa: 612 metros de altitud) y San Andrés de Teixido. Tras cada cuesta, llegaba otra aún peor. Algunas (demasiadas) con desniveles del 20, 25 y hasta del 30% (éstas, parecían más un cortafuegos, que una carretera: de hecho, estaban en el único tramo asfaltado de ese camino).
A cambio, pudimos disfrutar de paisajes y vistas espectaculares, lugares bastante bien conservados ambientalmente (a destacar las numerosas rapaces que vimos acechar a sus víctimas), varios pueblos encantadores y la compañía de nuestros amigos abelurienses, que se acercaron a Cedeira a compartir un refigerio con nosotros.
En las inmediaciones de Cabo Ortegal, conocimos a dos simpáticos granadinos, Luis y Mariano, que, por separado, hacían ciclismo por la zona (ya os contarán algo más ellos, si finalmente se acercan por aquí).
Y en San Andrés, probé por vez primera los afamados percebes gallegos, aunque debo reconocer que a mí me gustan más las gambas blancas de Huelva y el jamón de Jabugo: ¿Chovinismo onubense?
\ ; -)
Besos y abrazos,
Manuel
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A cambio, pudimos disfrutar de paisajes y vistas espectaculares, lugares bastante bien conservados ambientalmente (a destacar las numerosas rapaces que vimos acechar a sus víctimas), varios pueblos encantadores y la compañía de nuestros amigos abelurienses, que se acercaron a Cedeira a compartir un refigerio con nosotros.
En las inmediaciones de Cabo Ortegal, conocimos a dos simpáticos granadinos, Luis y Mariano, que, por separado, hacían ciclismo por la zona (ya os contarán algo más ellos, si finalmente se acercan por aquí).
Y en San Andrés, probé por vez primera los afamados percebes gallegos, aunque debo reconocer que a mí me gustan más las gambas blancas de Huelva y el jamón de Jabugo: ¿Chovinismo onubense?
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Besos y abrazos,
Manuel