CicloLitoral 2009: Etapa 6 (de la playa Achabiribil a la playa Arenal de Sonabia)
Tal y como teníamos previsto, este día pudimos disfrutar de una bonita etapa con varios puntos de especial interés y sin demasiadas dificultades. A destacar el Puente de Vizcaya, Castro Urdiales, las playas de Oriñón y Arenal de Sonabia, así como la yegua que coceó a Manuel...
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Una vez que dejamos atrás la playa Achabiribil, pasamos por los siguientes lugares de interés antes de llegar a nuestro destino: Gecho, Puente de Vizcaya, Portugalete, Santurce, playa La Arena, Ermita del Socorro -Pobeña-, Ontón, playa de Mioño, Castro Urdiales y Oriñón.
De Gecho a Portugalete pasamos por el Puente de Vizcaya, un puente estilo Eiffel del que cuelga una plataforma en la que personas y vehículos son transportados de un lado a otro de la Ría del Nervión.
Rodando por el puerto de Santurce conocimos al simpático Carlos, amigo que nos acompañó hasta la playa de La Arena. Un fuerte abrazo para él.
Junto a la Ermita del Socorro (Pobeña) tuvimos que salvar una de los obstáculos más complicados de la jornada: subir unas escaleras de más de cien peldaños (por fortuna, las bicis, alforjas inclusive, pudieron pasar por el canalón adyacente: ya colgaremos un vídeo con la escena cualquier día de éstos).
Castro Urdiales fue el lugar elegido para almorzar, dar un paseo y echar una siestecilla (esto último se complicó un poco gracias a la colaboración de Amagoia y Patricia, dos niñas de la zona con las que trabamos amistad durante algo más de una hora). De Castro Urdiales sólo diremos una cosa: merece la pena ir con el tiempo suficiente para conocer con detalle esta preciosa localidad.
Por otro lado, en esta etapa Manuel se libró de dos percances por los pelos. El primero de ellos no hubiera sido grave, aunque sí desagradable: una gaviota falló su descarga por muy poco (la abundante deposición acertó de pleno en la silla de al lado). El segundo de los percances sí podría haber tenido consecuencias más graves: tras empotrarse contra el culo de una flamante yegua, Manuel fue coceado por la misma. Por fortuna, la falta de trayectoria y la protección brindada por el manillar, impidieron que la cosa pasara a mayores (bastó con aplicar un poco de hielo en el dedo afectado de rebote).
Por último, sólo nos queda añadir que esta noche pudimos disfrutar del enorme placer de bañarnos y pernoctar en una de las playas más bonitas que hemos visto en estos años de CicloLitoral: Arenal de Sonabia.
Besos y abrazos,
Manuel
PD: ¿Y cómo puede uno empotrarse contra el culo de una yegua? A ver si alguien es capaz de adivinarlo (se admiten sugerencias).
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Una vez que dejamos atrás la playa Achabiribil, pasamos por los siguientes lugares de interés antes de llegar a nuestro destino: Gecho, Puente de Vizcaya, Portugalete, Santurce, playa La Arena, Ermita del Socorro -Pobeña-, Ontón, playa de Mioño, Castro Urdiales y Oriñón.
De Gecho a Portugalete pasamos por el Puente de Vizcaya, un puente estilo Eiffel del que cuelga una plataforma en la que personas y vehículos son transportados de un lado a otro de la Ría del Nervión.
Rodando por el puerto de Santurce conocimos al simpático Carlos, amigo que nos acompañó hasta la playa de La Arena. Un fuerte abrazo para él.
Junto a la Ermita del Socorro (Pobeña) tuvimos que salvar una de los obstáculos más complicados de la jornada: subir unas escaleras de más de cien peldaños (por fortuna, las bicis, alforjas inclusive, pudieron pasar por el canalón adyacente: ya colgaremos un vídeo con la escena cualquier día de éstos).
Castro Urdiales fue el lugar elegido para almorzar, dar un paseo y echar una siestecilla (esto último se complicó un poco gracias a la colaboración de Amagoia y Patricia, dos niñas de la zona con las que trabamos amistad durante algo más de una hora). De Castro Urdiales sólo diremos una cosa: merece la pena ir con el tiempo suficiente para conocer con detalle esta preciosa localidad.
Por otro lado, en esta etapa Manuel se libró de dos percances por los pelos. El primero de ellos no hubiera sido grave, aunque sí desagradable: una gaviota falló su descarga por muy poco (la abundante deposición acertó de pleno en la silla de al lado). El segundo de los percances sí podría haber tenido consecuencias más graves: tras empotrarse contra el culo de una flamante yegua, Manuel fue coceado por la misma. Por fortuna, la falta de trayectoria y la protección brindada por el manillar, impidieron que la cosa pasara a mayores (bastó con aplicar un poco de hielo en el dedo afectado de rebote).
Por último, sólo nos queda añadir que esta noche pudimos disfrutar del enorme placer de bañarnos y pernoctar en una de las playas más bonitas que hemos visto en estos años de CicloLitoral: Arenal de Sonabia.
Besos y abrazos,
Manuel
PD: ¿Y cómo puede uno empotrarse contra el culo de una yegua? A ver si alguien es capaz de adivinarlo (se admiten sugerencias).
voy a poner como fondo de escritorio una de estas fotos, son muy bonitas, el reportero gráfico va ganando puntos.
hoy 17 tengo el día completo, estoy de cumpleaños (mi hija). josué, siento que no estés con nosotros, te tendré muy presente.
un besazo