CicloLitoral 2008: Etapa 10 (Les Botigues-Mataró)
Las primeras luces del día nos despertaron bajo el toldo del chiringuito playero de Les Botigues en el que habíamos decidido pasar la noche, en previsión de que la tormenta que nos había azotado durante los últimos kilómetros decidiera volver a darnos otro repaso.
Tras acicalarnos y recoger los pertrechos, Manuel hizo un arreglo de emergencia en su bici, cuya rueda trasera había resultado malparada tras la sesión de surf asfáltico de la noche anterior. Una vez que la máquina quedó en condiciones de circular, nos dirigimos al taller de bicicletas más cercano, en el que le tuvieron que cambiar tres radios que habían quedado destrozados.
Por fin, a eso de las once de la mañana, pudimos empezar a pedalear en dirección a nuestro destino de hoy, disfrutando en primer lugar del magnífico carril bici que ciñe la playa de Gavamar (por desgracia, no duró demasiado).
A continuación, disfrutamos de un pequeño paseo entre pinos piñoneros, que terminó en un observatorio de aves junto al Estany de la Murtra. Al terminarse el camino y darnos la vuelta, la búsqueda de una ruta alternativa nos deparó la primera sorpresa de la jornada: entre Gavamar y Gavá hay unos cuantos kilómotres de huertos y otros tipos de cultivos. Un paisaje realmente bonito con multitud de pequeños puntos de interés.
Tras levitar bucólicamente por el paraíso rural durante varios kilómetros que nos supieron a poco, descendimos bruscamente al averno automovilístico de los accesos a Barcelona. Miles de motores rugían a nuestro alrededor, mientras un incesante zumbido de caucho nos adelantaba sin parar. Tras cruzar El Prat y bordear L' Hospitalet, nos sumergimos en la vorágine de asfalto, tráfico, ladrillo y hormigón de la Ciudad Condal.
Nuestra primera visita fue a la Sagrada Familia, donde, rodeados de una multitud de turistas de todos los colores y las más variadas procedencias que uno pueda imaginar, nos hicimos las correspondientes fotos de recuerdo.
Después, semáforos mediante, bajamos hasta el puerto, visitamos el monumento a Colón y nos dimos un paseo por las siempre ambientadas Ramblas, en las que llegó nuestra segunda sorpresa de la jornada.
Javi es su nombre, alta su estatura, amplia su simpatía y onubenses sus raíces. De Ayamonte e Isla Cristina, de la Ciudad de la Luz y la Ruta de las Puestas de Sol, son sus padres. Y en las Ramblas barcelonesas nos obsequió con su buena disposición y una rica paella que nos puso las pilas largo rato.
Tras el homenaje arrocero, nos acercamos al Parque de la Ciudadela, en el que nuestro indómito Coleta retozó una vez más en los brazos de Morfeo. Tras la obligada siesta albaceteña, nuestros queridos ciclomajaras emprendieron de nuevo la ruta y pusieron rumbo hacia el Nordeste.
El tercer regalito del día, llegó en forma de carriles bici, carreteras de escaso tráfico, paseos marítimos y plataformas para ciclistas y peatones que nos facilitaron la salida de Barcelona hasta Premií de Mar.
A partir de ahí, tuvimos que volver a nuestra interminable nacional y rodar de nuevo en compañía de motores de combustión, pedaleando con generosidad mientras a nuestro alrededor se dilapidaba alegremente la energía acumulada por la Madre Naturaleza durante millones de años.
Por último, tras cruzar Mataró, llegamos al primer camping de esta CicloLitoral, en el que pudimos volver a disfrutar, muchos días después, de algunas de las comodidades de la vida moderna. Colada, cena y a dormir.
Besos y Abrazos:
Manuel
PD: 80 km.
Me alegro que la jornada barcelonesa os haya resultado tan gratificante...
Me han sabido a poco las fotos publicadas. ¡Queremos más!
Besitos, Celia.