algún Dios...
Se han ido desgranando mis pasos como el fruto podrido de los árboles pétreos, por entre esos bosques inertes, imaginarios, construidos sobre un jardín de lodos, en un rosal de hormigón y espigas ensangrentadas. Una flor marchita es cuanto puedo ofrecer, colgada de un laberinto de pesadumbres mientras el rancio viento azota las banderas descoloridas. Inmóviles cipreses milenarios esconden bajo sus sombras el inevitable descanso de los niños olvidados, el hambre de los hombres que se arrastran en la miseria. He ido desgranando, uno a uno, mis pasos como pétalos arrancados, mientras bordeo el contorno de la madrugada preguntándome por el despiste de la muerte, por la ausencia de algún Dios.
Bello y reflexivo poema. Como me gustan, Benito.