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Terrorismo climático

No, ya no era necesario este nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (GICC), para saber que las alarmas del cambio climático hace ya décadas que comenzaron a sonar y que desde entonces no han dejado de echar chispas. Así que, hoy, voy a tratar de hablar lo menos posible de los efectos de los trastornos ocasionados por el “desarrollo” (¡que palabra tan poco adecuada para denominar a la barbarie) en el clima ni de las consecuencias de estos trastornos sobre los ecosistemas en general. Vamos a partir de la base de que me la trae al fresco lo que pueda pasar con este planeta, al que llamamos muchas veces nuestro, cuando sólo es de algunos. No, hoy voy a hablar del ser humano, de los millones de seres humanos que durante décadas ha perdido la vida como consecuencia directa del calentamiento global, de los millones que la seguirán perdiendo con la desaparición de miles de millones de hectáreas de tierras fértiles a la que estamos abocados y las consiguientes hambrunas, o el incremento de la incidencia de un sin fin de enfermedades, o… También hablaré de sus verdugos. Ésos que, sabiendo de las consecuencias mortales de de sus acciones, las continúan ejecutando para seguir acaparando indecentemente los “beneficios” del “desarrollo”.

Bien, pues ya ha salido el nuevo informe de marras. Y nos dice que, aunque ahora parásemos en seco toda esta locura, la cosa irá a peor, y que, si no andamos finos, pronto serán irreversibles muchos de los daños que la emisión de gases con efecto invernadero están ocasionando: hambre, enfermedad, miseria y muerte; terror. Sí, terror. Auténtico terrorismo al servicio de la más grande dictadura que haya padecido nunca la Humanidad, una dictadura fraguada por los poderes oscuros que, como cuervos, se ciernen sobre el ser humano.

Ya estamos en el límite de lo irreversible, lo han dicho los expertos. Y también lo ha dicho Chirac, imagino yo que haciendo acopio de buenas dosis de cinismo. Bush, al menos en este tema, no es un cínico y ya está buscando a quién, por un buen pico, se decida a intentar desacreditar el informe del GICC. Porque, todos éstos que hoy están entonando sus patéticos e hipócritas lamentos de plañideras venales por el planeta que se nos muere, ¿qué harán mañana?, ¿se decidirán a dar un giro radical a “nuestro” modelo de “desarrollo” para, en lugar de centrarlo en el crecimiento a ultranza –cuando ya cualquier solución posible ha de pasar por el decrecimiento-, hacerlo en la calidad y el reparto solidario? No, ya Chirac, que tras la de cal dio la de arena, lo ha dicho: “la respuesta no puede ser el crecimiento cero”, y para decir esto se apoya en indecente argumento de que “en el mundo hay más de 800 millones de personas que pasan hambre”, cuando ese hambre es consecuencia directa de los mismos procesos que han desencadenado el cambio climático. No, señor Chirac, la respuesta al hambre no está en seguir creciendo, sino en comenzar a repartir, retribuyendo a sus legítimos dueños lo que les ha sido robado.

Pero no, mañana, estos adalides del desarrollo sostenible, estos “salvadores” del planeta y sus moradores, continuarán construyendo centrales de ciclo combinado, continuarán “diseñando" y construyendo (no) ciudades para que consuman cuanta más energía mejor (entre otros muchos aspectos por la dependencia patológica del vehículo privado y el derroche doméstico de energía que propician los actuales modelos urbanísticos). Igual sucederá con el modelo de ordenación territorial y de transportes (en el que el ferrocarril languidece frente a la marea de asfalto que lo inunda todo para mayor gloria de cuatro mangantes con las manos manchadas de petróleo y de sangre).

No, mañana no vendrán ni Chirac, ni Zapatero, ni Narbona, ni Fuensanta Coves a decirnos: “Señores, ni una central de ciclo combinado más, ni una puñetera urbanización de baja densidad, ni un maldito centímetro cuadrado más de autopista, nos va en ello, no el futuro del planeta -¡qué le den al planeta!-, sino nuestro propio futuro, el futuro de nuestros hijos y el de los hijos de los hambrientos.

No, harán todo lo contrario, porque para erradicar el hambre del mundo, señores, es imprescindible seguir creciendo, dicen. Y esta actitud, una actitud que traerá como consecuencia la muerte, el asesinato premeditado, de millones y millones de personas, no se puede calificar más que de terrorismo puro y duro. El terrorismo de unos auténticos dictadores.

Así que yo, que soy un ciudadano sin voz ni importancia, ya sólo puedo exigir que se comience a hacer justicia, que se comience a investigar a todos aquellos que sean sospechosos de terrorismo climático. Y que se les juzgué para hacer justicia. No, no pido que acaben en la horca como Sadam –sería ya mucho pedir que a todos los terroristas se los mida por el mismo rasero-, pero sí que vean pudrirse sus huesos en la cárcel sin posibilidad de amnistía o libertad de algún tipo. Porque para éstos no hay rehabilitación posible. Caerán presidentes de gobiernos, de compañías transnacionales, generales de ejércitos…, peces muy gordos, pero es preciso hacer todo lo posible para acabar con el terrorismo, ya saben.

Así que, hoy, yo los señalo con el dedo, no con el índice, sino con el corazón, y pido que se haga justicia. Aunque, he de reconocerlo, yo no soy más que un ecologista, un auténtico salvaje en un mundo acomodado, ávido por regresar a las cavernas. Será para, al menos, sólo ver las sombras de tanta mierda y tanta muerte como los terroristas, los asesinos, los dictadores de guante blanco siguen y siguen desparramando por el planeta, este planeta que a servidor, imbuido de antropocentrismo, se la suda.
archivado en:
Manolo Rubiales
Manolo Rubiales dice:
03/02/2007 22:19

No sé a quien le oi decir en una ocasión que hay hombres que parecen estar continuamente empeñados en que regresemos al árbol del que un día bajamos. Tanto progreso ¿?, tanto desarrollo ¿?, tanta evolución..., ¿para qué carajo han servido? Para suicidarnos, para que tengamos que empezar seriamente en la posibilidad de que el hombre del futuro tenga que habitar en otros planetas, otros que también, antes o después, acabaremos destruyendo. Somos la especie más dañina que ha poblado el mundo. Somos una plaga, una epidemia de piojos infecciosos sobre la faz de la tierra, nos creemos superiores a todos los seres vivos, incluso a nuestroa semejantes, y con el derecho a controlarlo todo, a explotarlo todo, solo en nuestro beneficio y sin mirar las consecuencias. Volveremos a las cavernas, ya vereis.

Salud.

Aran
Aran dice:
04/02/2007 00:07

No es de extrañar entonces, que la tierra, en ocasiones, se sacuda como un perro para despedir a los dañinos parásitos que la estan consumiendo, ¿queda alguna duda de quienes somos las pulgas y los piojos del planeta?



Besos mil.

rafa leon
rafa leon dice:
04/02/2007 00:24

No es de extrañar en absoluto, Aran. La Tierra es mucho, mucho más que nosotros, estúpidos mortales, es un gran sistema vivo que tiende a autoregularse para mantener un equlibrio cercano y tendente al climax, y que, en ese proceso, termina (aunque personalice, está claro que no se trata de un proceso inteligente sino vital) por eliminar a los organismos que no contribuyen o dificultan esa tendencia. Ese es nuestro futuro si no rectificamos a tiempo (tal vez ya no lo haya): desaparecer. Somos una especie, a pesar del crecimiento exponencial que nos caracteriza en la actualidad, en grave riesgo de extinción. Y, no te quepa duda, cuando ésta llegue a producirse, que será pronto de seguir por este camino, no se perderá mucho.



Abrazos para ti (tambien a miles).

Rafa

paquita
paquita dice:
04/02/2007 00:52

Felicidades te ha quedado un artículo muy lúcido -y lucido-.

Un abrazo para cada uno. PAQUITA

alargaor
alargaor dice:
05/02/2007 15:04

De acuerdo casi al completo con Paco. En desacuerdo absoluto y total (por una vez) con Manolo.

Mexplico:

Paco subraya la raíz del problema calentorro del planeta: La actividad industrial a mansalva, y la inducción por parte de los dueños de estas actividades nocivas para el planeta, al consumo masivo de energía por parte nuestra.(Su demnada, su fuente de riqueza y poder). Consumo desmedido, a veces supérfluo. Inducido siempre.

Y sobretodo de acuerdo con Paco por señalar inequívocamente al sujeto culpable: Que no es "el hombre", ni es que "todos" seamos responsables del desastre por consumir...etc", (Manolo) , sino, "ciertos hombres y mujeres industriales, pocos, eso sí, verdaderos magnates de la industria contaminante.



Ejemplo: En As Pontes de García Rodríguez, pueblo galego de 12.000 habitantes, en el noreste de A Coruña, hay una térmica de carbón. Aunque ahora sólo trabajan en la planta de energía y en la mina adyacente unos 300 de los 3.000 obreros que empleaba hace una década, la central es As Pontes y As Pontes es la central.

Una instalación que emitió en 2004 10,7 millones de toneladas de CO2, una cantidad equivalente a la que producen 2,4 millones de coches.



Es absolutamente imposible, matemáticamente hablando, que todos, los 12.000 consumistas vecinos, tengan la misma culpa de los jumos, -aunque usaran sus coches las 24 horas del día, turnándose para poder dormir los copilotos, claro,-

que el dueño o dueños de la central.

No sé si me entiendes....



Ahora bién, no estoy con Paco en que haya que montarles un gulag a cadena perpétua. Sí, y totalmwente, en que son unos terroristas medioambientales, pero, yo, al contrario que ellos,

no quiero amargarle la vida a nadie. Les expropiaría la propiedad y los beneficios del chollo contaminante, pero no me ensañaría para nada con esa gente indeseable. Sería más indulgente y benévolo. Pozí, a mi me importa más el planeta que la represión física a los culpables.

Perdonádme por el tocho, (pero tenía que soltarlo).

Besos.

alargaor
alargaor dice:
05/02/2007 15:55

Perdón, perdón, perdón.

Donde nombré antes a Paco, por error, léase Rafa.

Pensé que estaba en la columna de Paco, cuando en realidad estamos en la de Rafael León.



(...Le notaba yo -a Paco- demasiao a la izquierda..)

:-)



PD.-Es que me tienes mal acostumbrao con tanto haiku, Rafa.

Saludos (Ya con la olla de vuelta).

rafa leon
rafa leon dice:
05/02/2007 17:46

Je, je, es que entre los haikus, la Diosdado, tanta caló (y mira que ha hecho frío estos días atrás) y los atascos de la OTAN de los güevos caoenelcoponcomoestaSevilla, ya no hay quien de pie con bola (salvo el Sinamasposgol ese).



Un abrazo

Rafa