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La máquina

Cada mañana, cuando, como un autómata, me incorporo al mecanismo, me siento metálico.

Una minúscula y prescindible pieza metálica cuyo único fin, como el del resto de pequeñas piezas metálicas que me rodean incomunicadas, millones y millones de pequeñas piezas imperceptibles e inútiles, es desgastarse lo antes posible para ser sustituida por otra pieza idéntica e igualmente innecesaria.
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manuel rubiales
manuel rubiales dice:
18/10/2006 11:49

Como remedio, como cura a la metalización de nuestros universos personales, propongo la sublevación, la revolución de cada uno de nuestros atomos con el ánimo incorruptible de pasar por la guillotina a todas y cada una de las cosas que nos convierten en seres autómatas, en usuarios del mundo y en meros clientes con derecho a unos pocos metros cuadrados de existencia. Epecemos siendo politica y socialmente incorrectos, ahora mismo suelto este puto teclado y me enciendo un cigarro, aún me queda grande el collar con el que quieren atarme. Mis saludos compañero.

Carlos Parejo
Carlos Parejo dice:
23/10/2006 17:20

A veces nos sentimos así todo. Sólo la comprensión, el cariño y el consuelo que nos dan los demás, nos saca de este valle de lagrimas. El mismo Francisco de Asis le preguntaba con frecuencia a su Dios: ¿ Dime que no soy sólo una mota de polvo, que el viento ha de barrer sin que nadie la eche en falta ?