La gran pesadilla
María Dolores de Cospedal, déspota hipócrita y sin humanidad alguna donde las haya, ha manifestado ante la Junta Regional del PP-A, que el Popular es un partido grande porque tiene un proyecto para España.
Y, sin duda, a groso modo, es cierto. Sólo que con matices en absoluto baladíes. Porque ese proyecto, más que proyecto y para España, no es otra cosa que una perversa conspiración al servicio de los grandes todotenientes del totalitarismo moral y financiero. Una conspiración que, amén de vender España a saldo a las mafias del capital global, pretende transformar en cuerpo y alma, y vaya si así está siendo, a los trabajadores y en general a los ciudadanos españoles en esclavos de esas mismas mafias, ya sean laicas o confesionales. Esa es la luz al final del túnel; la luz de la hoguera en la que, si una revolución no pone antes remedio, habrán de arder ignominiosamente todos y cada uno de los derechos y hasta el último átomo de dignidad de los españoles. Porque eso ha sido y sigue siendo lo que los filibusteros del lenguaje han denominado crisis en España; un proceso diseñado meticulosamente para echarnos a los pies de los caballos de los grandes canallas de la macroeconomía y la ordalía.
Así, el Popular es, sí, un partido grande. Un partido grande de grandes antipatriotas que tratan de ocultar, cada vez con menos éxito, su nauseabunda condición de tales tras la burda máscara de un patrioterismo rancio y barato de corte nacionalcatolicista; un partido grande de grandes trileros, de grandes inquisidores, de grandes felones que traicionan grandemente a diario al pueblo al que deberían estar en todo momento subordinados con humildad y voluntad de servicio público, un partido grande de grandes mamporreros sometidos a los codiciosos intereses bastardos de los grandes prebostes de la dictadura global del capital y de la doble y falsa moral de los grandes onanistas mentales, esos grandes y perniciosos entrometidos en asuntos que deberían ser siempre propios y exclusivos de la más inalienable intimidad de las personas. Una gran pesadilla.
Los que no son buenos políticos, si pertenecen a los grandes partidos políticos. Los cuales son mantenidos por todos los españoles a través del CNI. Los ejemplos son clásicos: El PSOE, el partido de la ruina y del paro, partido de mediocres analfabetos en su mayoría, tiene a su cabeza a un tarao. El PP, el partido de los trepas y oportunistas, tiene a su cabeza a un flojo dubitativo. No puedo menos que alegrarme que el taro diga de Rosa Díez lo que dice: todo un piropo a la capacidad de Rosa Díez. Porque si un bobo solemne opina sobre algo, lo contrario es certero.