En la última trinchera
Te requiero una tregua.
No te hablo de firmar la paz de unirnos
Borrando en nuestra alianza las fronteras
De deponer las almas.
Tan sólo te propongo un armisticio
Que libre de metralla me permita
Hacerle un torniquete al horizonte
Soldar los huesos rotos por la ausencia
Vendar la herida infecta del silencio
Y alzado en las muletas que concede
El magno al que a sus pies yace en jirones
Trenzar con dignidad la retirada.
Joder, Rafa, qué bueno. Ojalá en asuntos de visceras y órganos las estrategias estuvieran tan claras como entre las trincheras