Usted está aquí: Inicio / Las alas del lobo / Blog / El rostro de "El David"

El rostro de "El David"

davidmiguelangel1
Sobre su pedestal junto al Palazzo Vecchio, la copia en mármol blanco del crispado David que esculpió Miguel Ángel, se está meando a chorros. Un grupo de turistas japoneses la observa atentamente en este trance, ajenos todos ellos al arduo devenir de sus micciones. Aguanta a duras penas, pudoroso, el David, y emerge de su párpado una lágrima sin que un solo nipón caiga en la cuenta. Tan sólo una paloma se percata y, haciendo caso omiso a su apretura, se aleja por los cielos de Florencia. Cuando al cabo parece que se marchan, y aliviado suspira el héroe hebreo, el guía llama la atención del grupo, blandiendo un gran paraguas amarillo, y comienza a largarles un plomizo discurso acerca de los clásicos y el canon de belleza, que no asumió el toscano en su obra más nombrada. Rindiéndose a la urgencia de sus vísceras, la estatua orina sobre sus cabezas; "MILAGLO" exclaman todos al unísono, en tanto filman, ávidos, la escena y se relamen con fruición los labios. La estatua, complacida, se sonríe, quizá por el alivio que siente en la vejiga, quizá por ser origen de una fe tan hereje, casual y escatológica.

archivado en:
PACO HUELVA CALA
PACO HUELVA CALA dice:
02/12/2009 17:35

Bien, Rafita, bien. Me encanta esta meada. Es como una risa floja e imparable, como hacer un corte de mangas, como tirarse un cuesco en una camilla y poner cara de circunstancias... Me encanta cuando afilas el humor con navaja de barbero sevillano.
UN ABRAZO

MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
02/12/2009 17:36

Si es que es, verdaderamente, pocas cosas hay tan bobas como una visita turística guiada, enlatada y destinada a saciar una sed que bien podría aliviarse con agüíta fresca en vez de licores divinos de tan extraordinario e incomprendido caverné.

manuel dellenares cuzco
manuel dellenares cuzco dice:
01/05/2010 19:08

realmente me siento anonadado al leer semejantes ocurrencias tan oportunas, al igual que la savia nuava del jacarandá, el rostro del David y esa mirada pensativa, como si pudiera sentir que en cualquier momento se presenta un pene grande, no como el suyo.... pobres absurdos con el "afan" de glorificarse en un verso....