Disección
"¿Dónde están los intelectuales, los zurdos qué desafían, que retan libremente?"
Silvia Delgado Fuentes
EN AQUEL país no había nada que fuese tan admirado y obligado a un tiempo como la destreza. Y lo llegó a ser de tal modo que a aquellos que, siendo o no cierto, eran acusados por cualquier motivo de ser zurdos, les era amputado de inmediato el brazo izquierdo sin mediar juicio alguno ni aun sumarísimo. Al principio el número de mancos creció sin medida, pero bien pronto cesó la cirugía. Y se comenzaron a ver infinidad de prótesis. No obstante, lo peor estaba por venir: como una moda más, aunque con raíces mucho más duraderas, putrefactas y profundas, comenzó a estar mal visto pensar. Hoy sus niños nacen con tan sólo un brazo -siempre el derecho- y la mayoría de sus cada vez menos numerosos ciudadanos trabajan en cualquiera de las muchas fábricas de guillotinas que han ido surgiendo ante la descomunal oportunidad de negocio que supone la castración del pensamiento.
Pelín fuerte, kolegui. Siempre podrás esforzarte con el incentivo de llegar a ser un ambidiestro como dios manda, y una vez logrado, por tan madura y disciplinada entrega y dedicación, hallarás el éxito personal, social, y profesional, y así, posteriormente, zamparte cuatro horas ante el televisor, sintonizar con el plató de Jorge Javier y Belén Esteban, y con ellos de fondo de armario abierto, reflexionar pausadamente sobre el capitalismo cognitivo versus el socialismo científico, y/o sobre un poema gore-gore llamado disección, Gora tú.
Sangre de toro y ajoarriero. (Pq otra cosa no zemos)Bss.