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De como un poeta puro se transmudó en maldito

taberna


Empiezas a escribir con la calor


que trajo a Huelva el aire sahariano,


y no sale ni un verso de tu mano


con un mínimo atisbo de valor.




Y sudas y te embarga el mal humor


y, henchido de fastidio y de desgano,


maldices a las musas y al verano,


bufando como máquina a vapor.




Y miras el reloj, ya son las cinco


de la noche y, "¡joder!, aún veinticinco


grados Celsius a fuego en el mercurio";




"Así quién coño escribe o duerme un pelo",


te dices y no encuentras más consuelo


que ir a hincharte de gí¼isqui en un tugurio.

archivado en:
Maolico
Maolico dice:
09/07/2015 11:10

¡Yyooooo...! Que'l güisqui da muncho caló.