De bocazas, hipócritas, majaderos, pusilánimes y otras alimañas
Uno cree estar ya curado de espanto. Pero, a veces, la obtusa realidad que manejan algunos vuelve de nuevo a sorprendernos. Hoy es uno de esos días. Y es que soy incapaz de dar crédito a tanta basura engañosa y malediciente como sale de la boca de algunos politicastros de baja estopa. Así, para Jorge Moragas, coordinador de Asuntos Internacionales del Partido Popular, el referéndum venezolano destinado a permitir la reelección presidencial sin límite de mandatos "podría transformar el régimen de Chávez en una dictadura formal".
¿Qué régimen, Señor Moragas? Hugo Chávez no es perfecto -en absoluto-, podrá gustarnos más o menos, pero ha ganado ya varias elecciones democráticas con el apoyo de la mayoría del pueblo venezolano.
¿Y de que leches está usted hablando cuando se refiere a una posible dictadura formal? ¿Es que acaso piensa usted, Señor Moragas, que en España, donde tampoco hay límites de mandatos para el Presidente del Gobierno y donde el Jefe del Estado lo es de por vida, nos encontramos los ciudadanos inmersos en una dictadura formal? (Yo sí lo creo, pero por otros motivos. Pero de eso ya hablaremos otro día).
Y todos estos despropósitos de Moragas, a raíz de la metedura de pata de otro bocazas inconsciente y descerebrado como es Luis Herrero. El susodicho, invitado -por esa oposición a Chávez cuya vocación golpista es más que patente- como observador para comprobar el carácter democrático del referéndum, va y a las primeras de cambio la caga -perdón por la expresión, pero es que es la que más se ajusta a la metedura de pata del Señor Herrero-, despachándose con que el presidente Chávez -repito, elegido democráticamente por el pueblo de Venezuela- es un dictador.
Algo así, sin duda, no es de recibo en boca de un supuesto observador imparcial. Algo así es más propio de un bocazas sectario y sin el mínimo exigido en diplomacia. Bocazas, sí, más que bocazas.
Así que nadie se escandalice de que lo hayan puesto de patitas en la calle. Es que unas declaraciones así en boca de un observador "imparcial" no se merecen menos.
Pero lo que es aún más lamentable que la cagada de Herrero es que, por tal expulsión, además de preceptiva, más que merecida, el Gobierno de Zapatero se esté pensando no sé que chorradas de quejas formales, llamadas a consultas de embajadores y no sé que otros tipos de majaderías. Todas ellas, sin duda, fuera de lugar. Herrero ha sido expulsado de Venezuela merecidamente; por bocazas, por descerebrado y por dedicarse a hacer campaña cuando su misión era la de simple observador.
Y lo que ya clama a los cielos -y es que, aunque sean odiosas, no puedo resistirme a hacer comparaciones- es que estos patéticos socialistas de pacotilla se estén tomando tan a pecho este asunto y no movieran ni uno sólo de sus puñeteros dedos manchados de sangre cuando estas semanas atrás los nazis sionistas se han dedicado con encono a masacrar al pueblo palestino. Por cierto, Herrero podía haberse dado un paseo por allí y, por ejemplo, haber llamado a Tizpi Livni maldita genocida. Pero para eso sí que hay que tener un par.
Por cierto, si yo tuviese que votar en un referéndum acerca de si los mandatos de un presidente de gobierno pudiesen ser indefinidos, sin duda votaría en contra. Pero lo cortés no quita lo valiente.