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A la memoria de Alejandra

(donde quiera que ya no esté)

…no puedo más de no poder más…
Alejandra Pizarnik


¿Por qué te empeñas en morirnos?
¿Por qué en hacer añicos como esquirlas los recuerdos?
¿Qué he de hacer para evitar esta impecable masacre?
¿No es posible ya recomponer el horizonte inalcanzable?
¿Por qué no caminar, dime, descalzos sobre las aguas?
¿Por qué, si es preciso, no hundirse hasta el fondo, si ya, sin aire?
¿Por qué cercenar de raíz la palabra azul y el abrazo de nieve?
¿Qué he de hacer, dime, qué es lo que yo debo hacer?
¿Es qué no me ves, ya, tan cansada y sin más arbitrio que el de una heroína mediocre?
¿Es qué no has pensado que jamás nos pertenecerá lo pretérito?
¿Qué es el único legado insustancial para un oscuro no mañana?
¿No te das cuenta de que el miedo y la inocencia están siendo mis verdugos?
¿Y tú, qué es lo que sientes tú, desde tu isla de agua?
¿Qué es de tu miedo,
tus angustias,
ilusiones,
qué de tus desesperanzas,
qué significado tiene para ti ya la vida en la distancia?
¿Es qué crees que puedo yo saberlo no conociendo más que de páramos y de crepúsculo?
¿No ves que en el helado vacío es imposible descifrar un gesto?
¿Es qué no te das cuenta
del esfuerzo inútil que me cuesta tratar de interpretar lo interpretable?
¿Cuánto más habré de caminar de puntillas sobre la incandescente angustia?
¿O es qué nunca podré yo también destripar impasible los ocasos?
¿Aguardar a la noche sin rebelarme ante su hurto de azules y encarnados?
¿No ves, como yo, las agujas descomponiéndose implacables?
¿Es posible que ya no quede ni un hálito de sangre para alimento del minutero?
¿Es posible que yo, dime, es posible, que aún continúe preguntándomelo?
¿Es qué tengo derecho a perpetrarte tanta incertidumbre pagana?
¿Y yo; como crees tú que yo me siento?
¿Es qué puedes pensar que yo misma puedo apenas saberlo?
¿Es qué tú no sabes ya bien lo que es aferrarse a la amargura del último aliento?
¿Por qué no me tiendes un puente que no traspase tus puertas?
¿Es tan dura la labor del ingeniero?
¿Es qué no sabes que ya sólo tú puedes ser el portador de la espiga o de la daga?
¿No ves que estos pilares no resisten por más tiempo la carcoma?
¿No ves como se apaga la única llama que iluminaba las estrellas?
¿O al espectro de sus cenizas aventándose de humo?
¿Es qué no has visto ya tantas veces pasar mi ataúd frente al cerezo maduro?
¿Es qué no me ves a las puertas de un delirio que conduce hacia el abismo?
¿Es qué tú no ves,
dime,
es qué ya no ves
que yo
no puedo más de no poder más?
archivado en:
PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
01/07/2006 03:29

¡Jope!, Rafa; da miedo escénico escribir en esta página teniéndote de compañero.

UN ABRAZO

PACO HUELVA