Bienvenid@s

Querida María Elisa: hoy he sabido que por fin tu patrono ha decidido llevar tus papeles a regularizar. Todos pensábamos que eras una "simpapeles" y, qué paradoja, se ha cargado con una carpeta con sólo documentos tuyos. Tu pasaporte, esa especie de juramento llamado contrato, certificación del empadronamiento (menos mal que te diste prisa, paya, que si no lo tienes que comprar), acreditación de observar buen comportamiento en éste y en el otro lado del mundo (deberían hacerlo extensivo a los propios), titulaciones y no sé cuántos oficios más para que te permitan quedarte. Lo que haga falta, decías.

Y así, tarjeta de residencia tras tarjeta de visado y visto bueno de quienes hacen las leyes y olvidan que también las deben cumplir. Hasta llegar, me dices, a la nacionalidad española. Emoción. Lo celebraremos juntas, tú por lo que buscas y yo por lo que encuentro.
Gracias por querer compartir tu vida y la de tu hijo con nosotros, gracias por enseñarnos a mirar de frente con toda la dignidad de la tierra en los ojos, gracias por tus manos oscuras y fuertes, por la cadencia contagiosa de tu voz. Gracias por tanta generosidad
Gracias por venir y enseñarnos tus canciones, la geografía de tus ríos, los colores que no vemos, las palabras mágicas, los poemas aquéllos. Gracias por querer compartir este aire a veces enrarecido también. Por esta lluvia que te traes puesta entre sueño y sueño. Gracias por querer ser una de las nuestras y recordamos cuánta profundidad tiene la sangre, mujer de tierra ancestral.

Bienvenid@s al supuestos paraíso. Ojalá logremos hacerlo realidad entre tod@s.