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Natura contra natura

En sus caprichos, la naturaleza puede ser la peor enemiga de sí misma. Cuando Cacuito y su asociación ecológica disertan con fervor militante sobre la catástrofe del cambio climático, del calentamiento vertiginoso del planeta, del castigo que los humanos propinan a la tierra, de la evaporación de los océanos, viene y te cruje una sacudida de agua cabrona y te manda a navegar el limbo, y venga todos a rastrear el río para rescatar a los árboles naufragados, a los animales indefensos, a los humanos heridos de lodo, a contra corriente, seres vivos expoliados del frío de sí mismos.

Mañana amanecerá despejado, nuestra alma lavada de rencor, y volveremos a visitar el regazo de nuestra madre maltratada y colérica, a abrir cálidos los brazos, a perdonar como niños a esta naturaleza injusta: hasta que, natura contra natura, decida regañar otra vez.
rafa leon
rafa leon dice:
25/10/2006 21:51

Tal vez sea nuestra genética en la que aún permanecen restos de nuestras iniciales creencias animistas lo que haga que casi siempre tratemos de dotar a la Naturaleza, cuando nos muestra su fuerza ciega, de voluntad y casi de alma. Pero lo cierto es que tal cosa no es así. La Naturaleza, de la que el ser humano forma parte tan sólo como una especie más, a pesar de nuestro ególatra antropocentrismo, es un organismo vivo y complejo pero desposeido de voluntad, que tan sólo tiende a autoregularse. Y no hemos sabido ni entenderlo ni aceptarlo. Y así, cuando tras arrasar cordones de dunas, el mar se mete hasta nuestras cocinas, culpamos a la furia de la Naturaleza. O cuando, tras arrasar hasta la saciedad los ecosistemas forestales y hasta los mismos bosques de ribera que contenían y ralentizaban el circular de las aguas, se nos inundan pueblos y ciudades con las lluvias torrenciales, responsabilizamos de ello a Tláloc o Júpiter. Pero lo cierto es que la responsabilidad, o mejor la irresponsabilidad, es sólo nuestra. Pero bueno, todo esto ya lo sabía Cacuito.

Un abrazo
Rafa

Victoria
Victoria dice:
26/10/2006 16:25

Es cuestión de armonía. Cuándo la armonía se rompe, se produce la catástrofe. La naturaleza nos hiere, pero nosotros también la agredimos.

Hagamos también las PACES en este sentido.
Saludos