Jennifer y Lavoe
Jennifer López amenaza con producir una película sobre la vida del salsero portorriqueño Héctor Lavoe. La protagonizará Marc Anthony. A Cacuito ya le castañea el ánimo.
Lavoe es un mito de la salsa, una de las figuras durante los sesenta y setenta, que tuvo como ídolos a Daniel Santos, Cheo Feliciano o Ismael Rivera. Apoteósicas fueron sus relaciones profesionales con Rubén Blades (que le regaló El cantante), Johnny Pacheco, Papo Lucca y, sobre todo, el trombonista Willie Colón, a quien unió su mejor década musical y vital. Su don natural para el montuno, su estilo canalla y vacileta, su vinculación a la época dorada de la Fania All Stars y clásicos como Qué bien te ves, El todopoderoso o Periódico de ayer, lo acreditan con sobresaliente.
Efectivamente, su vida es “digna de película”, la frase hecha que se aplica a los personajes machucados por la tragedia. El cantante, huérfano de madre, con un hermano mayor triturado de sobredosis, con un padre que se oponía a su carrera musical, vio cómo en su vertiginosa drogadicción se sucedían el asesinato de su suegra, el incendio de su casa, la muerte accidental de un hijo de diecisiete años que jugaba con una pipa. Él mismo se arrojó desde la ventana de un hotel. Nunca se repuso. En los últimos conciertos se arrastraba para llegar al escenario, explotada su dignidad por mercaderes advenedizos.
Cacuito no es muy optimista con el resultado de la película.
Cacuito no se fía de cantantes como Marc Anthony.
Cacuito no se fía de una Jennifer que confiesa que entre sus principales diversiones se encuentra celebrar fiestas de pijamas con sus amigas.
Lavoe es un mito de la salsa, una de las figuras durante los sesenta y setenta, que tuvo como ídolos a Daniel Santos, Cheo Feliciano o Ismael Rivera. Apoteósicas fueron sus relaciones profesionales con Rubén Blades (que le regaló El cantante), Johnny Pacheco, Papo Lucca y, sobre todo, el trombonista Willie Colón, a quien unió su mejor década musical y vital. Su don natural para el montuno, su estilo canalla y vacileta, su vinculación a la época dorada de la Fania All Stars y clásicos como Qué bien te ves, El todopoderoso o Periódico de ayer, lo acreditan con sobresaliente.
Efectivamente, su vida es “digna de película”, la frase hecha que se aplica a los personajes machucados por la tragedia. El cantante, huérfano de madre, con un hermano mayor triturado de sobredosis, con un padre que se oponía a su carrera musical, vio cómo en su vertiginosa drogadicción se sucedían el asesinato de su suegra, el incendio de su casa, la muerte accidental de un hijo de diecisiete años que jugaba con una pipa. Él mismo se arrojó desde la ventana de un hotel. Nunca se repuso. En los últimos conciertos se arrastraba para llegar al escenario, explotada su dignidad por mercaderes advenedizos.
Cacuito no es muy optimista con el resultado de la película.
Cacuito no se fía de cantantes como Marc Anthony.
Cacuito no se fía de una Jennifer que confiesa que entre sus principales diversiones se encuentra celebrar fiestas de pijamas con sus amigas.