El rey de las manos duras
Cacuito tuvo un amigo en el Bronx. Era portorriqueño. Lo llamaban Ray Barreto. Adolescente, cambió el ghetto latino de Harlem, ambientado por la música antillana, las bandas de swing de Ellington, Basie o Goodman y las indiscriminadas balaseras, por el ghetto virulento del ejército de los estados unidos. A su regreso del servicio militar en Alemania, influido por mitos del jazz como Art Blakey o Dizzy Gillespie e inmortales grabaciones como Manteca, colgó los tambores de guerra y comenzó a hacer la pacífica guerra de las congas. Se convirtió en el percusionista de latinjazz más completo, ganador de un grammy en 1990, creador del disco Rican/Struction (obra maestra de la salsa progresiva) y elemento indiscutible en la escudería Fania, junto a ilustres como Tito Puente, Celia Cruz o Rubén Blades. Hace seis días, sus manos duras dejaron de latir.