Yo, también, te recuerdo, Amanda.
muchos no volvieron, tampoco Manuel.
Víctor Jara.
Nunca he deseado la muerte
De nadie. Ni al más sanguinario
Y augusto de los criminales.
Aun en tal caso este afán
Sería
Cruel,
Inhumano.
Cosa distinta sería
Si yo fuese, de las víctimas,
Esposa, madre o hermano.
(Nadie me podrá negar
Que en este caso el afán
Sería un anhelo humano,
Muy humano,
Demasiado
Humano,
Tal vez).
¿Pero acaso no soy yo
De aquellos que murieron asesinados con las manos y la voz cortada,
De los que fueron arrojados sin piedad al mar en la negra noche,
De los torturados, de las viudas, de los huérfanos,
De los que llevarán para siempre a sus hijos, desaparecidos,
En el negro ataúd de su memoria,
De los mártires inocentes, de los nunca nacidos…
¿Es que acaso no soy yo
De cada uno de ellos
Como si fuera un hermano?
(Demasiado
Humano.
Y me alegro.)
Joé Rafa, qué quieres que te diga..., Yo a veces creo que soy tan humano que hasta me averguenzo de mis pensamientos. Tus palabras me han provocado una intensa reflexión y he acabado concluyendo que, en ocasiones, si me echara a la cara a algunos personajes no podría evitar darle, al menos, un buen par de guantazos. Y de ahí a desearle la más atroz de las muertes a un mamón mamarracho como Pinochet me quedo a un paso muy, muy, muy, pero que muy cortito. No me caracterizo por ser un individuo políticamente correcto, por eso digo, sin cortarme, que ojalá a ese pedazo de sieso no se lo coman ni los gusanos por asco. El rencor no es bueno, nada bueno, lo sé, pero, a veces, es tan inevitable...