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Ya

Ya el viento borro mis pasos
de la senda inexplorada
que nunca hollé,
que nunca fue
abierta ni esquilmada
por seductores ávidos de tesoros
desangrándose desde las venas muertas
de colibríes gigantes
con sus alas cortadas y baratijas de saldo,
a un alto precio,
chorreando
desde sus fauces.

Ya el sol requemó el agua
de la lluvia negada al huerto
seco,
inculto,
de cosechas sin germinar, abandonadas
bajo plásticos, cobijo inmundo
de marginados
que ahogan un grito unánime
entre el rumor atronador del silencio
y una crónica oscura de oídos sordos,
mientras se pudren sus manos
de estiércol.

Ya arrastró la marea
aquel castillo de arena,
que nunca llegó a ser
ni un breve sueño deshabitado,
entre caracolas sin sonido a mar
y olas sin espuma
plagadas de algas rojas sin vida.

Ya la luz de las estrellas
-¡qué hace tanto!
sólo es espectro fugaz
de soles muertos desde hace un eterno-
es devorada
por quásares sin hogar de mercurio y arsénico
que vomitan insaciables hacia lo adentro
las nauseas de dioses ebrios
de sangre.

Ya el resplandor ajeno
de la luna
sólo es
burlón remedo de parcelas en venta
a la espera de ser desocupadas
-“Houston, tenemos un problema”-
para no ser
más que el fuliginoso blanco de una guerra
de galaxias,
en el campo de batalla de su cara avergonzada.

Ya el río,
que temeroso
no salió de las montañas,
no desemboca a una mar
seca,
insulsa,
sin verdeazul
ni aromamar;
y sus aguas fluyen cauce arriba,
rumbo al origen,
sin la verborrea de Heráclito
ni el regeneracionismo
trasnochado
de Joaquín Costa Martínez.

Ya de los campos de fresas
sólo brotan putas tristes
y bosques de cenizas
con los que hacen fortuna
los nosferatus modernos
bajo luces mortecinas de neón
violetas
o rosadas.

Ya en Hiroshima no cae la lluvia negra
que nunca fue simiente,
pero aún calcina
bajo la cúpula de Gembaku
las llagas de la memoria,
mientras un espectro innombrable
-Enola Gay-
aún sobrevuela las nubes
de un cielo añil
teñido para siempre de carmín
por un sueño sanguinario de Harry S. Truman.

Y en Nagasaki siguen en remojo las barbas,
como en Bombay,
P'yongyang,
Teherán,
Islamabad
o Bashora.

Ya el holocausto
sólo cambió de territorio,
de verdugos y de raza,
aunque con las mismas imprescindibles
víctimas,
y las lágrimas de ángeles caídos
no brotan
mansas
para aliviar el dolor de corazones
sin alma
cubiertos de napalm.

Ya el poniente disipó el humo
de un fuego que no llegó a arder,
y el primer llanto de niños
que no nacieron
martillea los tímpanos
sordos
de sanguinarios cadáveres hambrientos.

Ya en Mosul y en Kerbala
piernas y brazos sin niño,
que nunca
habrían caminado,
que nunca
habrían abrazado,
odian y claman venganza.

Ya dios,
que nunca fue,
nos ha abandonado
como al que se dijo:
su hijo.

Ya…
la única esperanza para este mundo:
la
muerte
de
los
creadores
de
dios.
archivado en:
anonimoo
anonimoo dice:
25/04/2006 01:28

Mi alma esta triste

mi corazón fuera de lugar,

Con esta barbarie que el

mundo nos da..

Pienso en la injusticia que

tenemos la sociedad

somos malos y crueles también

que bien vivimos aquí

Habiendo tanta necesidad allá

Que rabia me da existiendo una

Infancia tan necesita.

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Me ha gustado y bastante

y tan grande es lo q escribes

q contigo quiero seguir para

adelantw

pero esta vez dificil creo que va hacer

Un saludo

anonimoo

manuel rubiales
manuel rubiales dice:
25/04/2006 10:25

UNA VEZ MAS, RAFA, ME RINDO A TUS VERSOS, AUNQUE SEAN ESTA VEZ AFILADAS GARRAS QUE ARAÑAN LA CONCIENCIA MALTRECHA DEL MUNDO.

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
25/04/2006 15:38

RAFA, RAFA. POETA ERES.

UN SALUDO

PACO HUELVA

rafa leon
rafa leon dice:
26/04/2006 20:56

Muchas gracias a los tres.



Un abrazo

Rafa



Ps. Es muy difícil, pero siempre deberíamos tratar de que la tristeza o el hastío no se interpongan del todo en nuestro deseo de continuar caminando al unísono con muchos (y nunca son muchos cuando sólo uno se queda rezagado).