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Tratado de cardiología

Aquella mujer padecía una patología sumamente singular, el único caso conocido hasta la fecha: había sufrido tantos desengaños, que había terminado llevando su corazón en un puño. Por tal motivo, no había uno solo de los más afamados cardiólogos que no estuviese interesado en conocerla más de cerca. Pero ninguno logró encontrar el modo de que abriese su mano cerrada. Ella sólo necesitaba a otro cardiópata que se ateviese a penetrar en su puño con el corazón en la mano.

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Lucia
Lucia dice:
29/01/2007 20:01

¿Esta era la del lúgubre y frío aliento de acero?



No me sorprende esa frialdad, si a la criatura le falta el calorcito del suave bombear de la vida que, se le ha salido de su sitio y se le ha lateralizado en un puño ¿izquierdo para más señas?, yo creo que sí, tiene que ser el izquierdo, por lo "siniestro" del asunto.



Eso le pasa por "abrir el corazón de par en par",¡seguro!. Alguien se lo arrancó de la cavidad torácica. ¿Será por eso que nos pertrechamos en la insensibilidad? ¿tenemos miedo a que nos saquen el corazón de "su quicio"?



Un abrazote

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
29/01/2007 20:44

Bonito aserto Rafa, como siempre. El fin de semana este continuamos tarea, abrazo.

PACO HUELVA

manuel rubiales
manuel rubiales dice:
29/01/2007 21:20

Yo conocí un caso parecido. En esa ocasión el corazón se encogió hasta quedarse como una canica, después desarrolló una costra dura y metálica alrededor del órgano, se convirtió en un corazón impenetrable, aislado, hasta el punto de no percibirse ningún latido, empequeñecido y gris. Sólo empezó a recuperarse cuando aprendió a perdonar.

Extraordinario Rafa.

Nos vemos el miércoles.

PAQUITA
PAQUITA dice:
30/01/2007 10:42

¿Cuando aprendió a perdonar o a perdonarse?

Buen día a todos -y todas-

PAQUITA

manuel rubiales
manuel rubiales dice:
30/01/2007 11:10

Es el tiempo, creo, el que enseña a perdonar, o tal vez el impacto súbito e inesperado de una ilusión renacida.

sofia
sofia dice:
30/01/2007 14:47

Mejor lo segundo, "spammerman", ¿no? no sea que no haya lugar para lo primero

maria g.
maria g. dice:
30/01/2007 16:13

Rafa, éste es el mejor. Con diferencia



Tea brazo

MAR-IA

Manolo Rubiales
Manolo Rubiales dice:
30/01/2007 21:00

Efectivamente Sofía, yo también apostaría por lo segundo,aunque haya que salir a buscarlo, que lo primero es incierto y, en ocasiones, demasiado breve.

Vino y besos

rafa leon
rafa leon dice:
31/01/2007 09:34

No, Lucía, la del lúgubre aliento de frío acero no tiene corazón. ¿El puño?, el izquierdo, sin duda. Y, aunque en esto como en otras tantas cosas me siento confuso, es probable que sea por lo que comentas por lo que nos pertrechamos en la insensibilidad (quién pueda, claro).



Por otra parte, creo que más que aprender a perdonar y a perdonarse, es necesario reducir el ámbito del concepto de pecado. No es pecado todo lo prohibido, ni tampoco lo es sentir.



María, corazón, sabía que te gustaría. Incluso a mí me ha gustado, que ya sabes que eso no es fácil.



Y, bueno, muchas gracias a todas y a todos por haber ampliado y mejorado este tratado de cardiología. Ojalá aprendamos en él, algo.



Un abrazo

Rafa