Tempestad (2)
"Llovió cuatro años, once meses y dos días. Hubo épocas de llovizna en que todo el mundo se puso sus ropas de pontifical y se compuso una cara de convaleciente para celebrar la escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas como anuncios de recrudecimiento."
Gabriel García Márquez
Silencio atronador el de la lila;
Muere el eco en su boca, amordazado,
Y un veneno de lenguas desbocadas
Dispara su aguijón contra lo cóncavo.
Diluvia ha tiempo ya sobre mojado;
Las laderas, cenizas apagadas,
Con náuseas de humedad vomitan barro
Y expiran desgarradas por sus cárcavas.
Relámpagos, zozobra, bruma, espanto;
Qué lejos aquel tiempo de jilgueros,
De manos ávidas, de abriles firmes
Tensando el fino alambre de los sueños.
Detrás de la ventana un sol celeste
Se niega a abrir un hueco al gris del cielo.
No te deprimas Rafa, el agua hace mucha falta; incluso, estaría justificada sólo por el hecho de que te haya inspirado este poema.
UN ABRAZO