Porque el cielo, ni es azul ni cielo
ni es cielo ni es azul ¡Lástima grande
que no sea verdad tanta belleza!
Bartolomé Leonardo de Argensola
Cuando al fin se demuestre que es mentira
esta vida que pasa sin sentido,
que me duele, que gime y que suspira
añorando sin suerte lo prohibido;
y tu amor, espejismo en que se mira
este cuerpo, sudario desvaído,
que amortaja a mi espíritu que expira
por no haberse en tu fuego consumido;
cuando al fin no haya gloria como broche
y la Parca nos quite de un zarpazo
este azul que la nada nos anuncia...
¿para qué habrá servido esta renuncia
que se niega a fundir en un abrazo
nuestras almas buscándose en la noche?
Increíble que no hayas recibido comentarios desde el 29, creo que lo leí el 1. Buscaba esos versos de Argensola y di con tu poema por casualidad. Hermoso, quevediano y quizás eran más lo que buscaba que los propios versos de Argensola. Los buscaba para acompañar una imagen y algunos de los tuyos me acompañaron a mí.
este azul que la nada nos anuncia...
Añorar sin suerte lo prohibido, no encontrar para el final un broche y, sobre todo: si la renuncia impide la fusión y la combustión ¿cómo llegar a ser cenizas "con sentido" como añoraba Quevedo?