¿Para quién? (poética conturbada III)
A alguien que no existe…
Estando tan presente;
Que no escucha…
Porque mis gritos
Se ahogan en mi lamento.
¿Para quién son estos versos
Que desgrano desde la flor del insomnio?
A veces,
En un arranque inevitable de hipócrita autoestima,
Quizá como bálsamo,
Quizá como un tóxico que calcina y cauteriza,
Me gusta imaginar
Que son:
Para todos.
Para los que sufren
Como yo
(O más, o menos)
Que apenas sufro
Si comparo mi dolor de almohada y zapatillas
Con las llagas carmesí de la epidermis del Mundo,
Que alcanzan afiladas la más recóndita entraña,
Para los poetas,
Para los prosaicos,
Para el agua cautiva,
Para el aire sin hálito,
Para evitar montañas de cenizas
De las que renace un Ave Fénix aberrante,
Para la metralla vencida,
Para la dulzura,
Para la lluvia,
Para el mar,
Para que el primer llanto
Sea el penúltimo,
Para la arena acogiendo unos pies descalzos
Entre la sonrisa agreste sin labios
De una ola tempestuosa de miel y azúcar,
Para el mar
O, tal vez, la mar,
Para la lluvia,
Sabrosa,
Para una paloma como símbolo innecesario
Algún día…
Pero lo cierto,
He de reconocerlo,
Es que mis versos
Son tan sólo para ti
Y que se consumen,
Lentamente,
En el patetismo de mi cobarde afonía,
Inútiles,
Muertos sin haber nacido,
A causa del pánico
A que puedas querer beber,
Algún día…
Su sangre incorpórea,
O deleitarte con su hedor mundano,
Simiente de Olimpos,
O simplemente, si te place,
Detener para siempre
La arritmia perezosa que los quiebra dislocados
En un caldo de cultivo sin nutriente.
(Soy un poeta inútil
o, ni siquiera,
un mal poeta).
Estando tan presente;
Que no escucha…
Porque mis gritos
Se ahogan en mi lamento.
¿Para quién son estos versos
Que desgrano desde la flor del insomnio?
A veces,
En un arranque inevitable de hipócrita autoestima,
Quizá como bálsamo,
Quizá como un tóxico que calcina y cauteriza,
Me gusta imaginar
Que son:
Para todos.
Para los que sufren
Como yo
(O más, o menos)
Que apenas sufro
Si comparo mi dolor de almohada y zapatillas
Con las llagas carmesí de la epidermis del Mundo,
Que alcanzan afiladas la más recóndita entraña,
Para los poetas,
Para los prosaicos,
Para el agua cautiva,
Para el aire sin hálito,
Para evitar montañas de cenizas
De las que renace un Ave Fénix aberrante,
Para la metralla vencida,
Para la dulzura,
Para la lluvia,
Para el mar,
Para que el primer llanto
Sea el penúltimo,
Para la arena acogiendo unos pies descalzos
Entre la sonrisa agreste sin labios
De una ola tempestuosa de miel y azúcar,
Para el mar
O, tal vez, la mar,
Para la lluvia,
Sabrosa,
Para una paloma como símbolo innecesario
Algún día…
Pero lo cierto,
He de reconocerlo,
Es que mis versos
Son tan sólo para ti
Y que se consumen,
Lentamente,
En el patetismo de mi cobarde afonía,
Inútiles,
Muertos sin haber nacido,
A causa del pánico
A que puedas querer beber,
Algún día…
Su sangre incorpórea,
O deleitarte con su hedor mundano,
Simiente de Olimpos,
O simplemente, si te place,
Detener para siempre
La arritmia perezosa que los quiebra dislocados
En un caldo de cultivo sin nutriente.
(Soy un poeta inútil
o, ni siquiera,
un mal poeta).
Amigo Rafa:
Cervantes, que como todo el mundo reconoce, era un gran prosista, se tenía por un mal dramaturgo. No era cierto. Su problema fue que en esta materia le ganaban de mano Lope y Calderón. En cuanto a la poesía, no es que pensara que era malo, sino que era pésimo -según él- y sin embargo escribió versos maravillosos.
Los tuyos no son malos. No seas vanidoso y sigue escribiendo.
UN SALUDO
PACO HUELVA