Movilidad sostenible europea
Sorprendidísimo, y de manera ingrata, he quedado tras leer el artículo de opinión (*) del mismo título firmado por R. Tamames y M. López. No me extraña en absoluto que los planteamientos de la Unión Europea sobre la sostenibilidad en lo tocante al transporte sean tan laxos y tan asentados en el neoliberalismo (sistema económico insostenible en sus raíces), pero no imaginaba que alguien como el señor Tamames pudiera dorar la píldora a los “salvadores” de la Europa competitiva de tal manera.
Sabe bien, no me cabe la menor duda, el señor Tamames que el hecho de que una política de transportes cuyos elementos más “novedosos” no sean otros que los sistemas inteligentes de transporte, la automoción “verde” y el incremento de la eficacia en la logística, así como una supuesta e hipócritamente formulada potenciación del ferrocarril y el transporte marítimo, que son y serán siempre, bajo el actual sistema económico, rehenes de los poderosos intereses que se mueven en torno al transporte por carretera, son meros parcheos a corto y medio plazo que lo único que conseguirán será agravar la situación de la insostenibilidad del transporte en el futuro. Sobre todo si se hace bandera de la tremenda falacia que significa el asegurar que “la movilidad es vital para la libre circulación de los ciudadanos europeos y para el crecimiento económico”
También sabe bien el señor Tamames que el único modo de caminar hacia la sostenibilidad del transporte, sin despreciar las medidas apuntadas por la Unión Europea para que la movilidad sea lo más eficiente y ecológica posible, no es otro, y como eje central de cualquier política de transportes sostenible que se precie, que poner en marcha las medidas para, precisamente, reducir esa movilidad. Sabe bien que es preciso potenciar la accesibilidad frente a la movilidad y que es preciso reducir los desplazamientos “obligados” motorizados, en especial cuando no suponen el recorrido de grandes distancias, por una movilidad “cotidiana” realizada mediante medios autónomos. Y sabe bien el señor Tamames que todo ello no será posible sin un cambio radical en las políticas urbanísticas y de ordenación territorial para construir ciudades y territorios multifuncionales que reduzcan la especialización de estas áreas que es uno de los factores fundamentales que inciden en el incremento de las necesidades de transporte. Y sabe bien, asimismo, que el actual diseño del crecimiento urbano basado en las bajas densidades es incompatible con la potenciación del transporte colectivo, así como con el uso de esos sistemas de transporte de carácter autónomo. Así como no se le debe escapar que todo ello es imposible de poner en práctica en el contexto de un sistema económico, el neoliberal, que hace acto de fe, condenándonos a los infiernos, sobre el hecho de la bondadosa capacidad reguladora del mercado como mágico bálsamo de fierabrás capaz de sanar los males más inimaginables. Y, por ir terminando, sabe muy bien que si la mano del hombre puede ya tener alguna influencia real en construir un Planeta más sostenible, ello sólo será posible mediante el abandonando de las demenciales teorías neoliberales de la imprescindible competitividad para pasar a poner en marcha políticas y actuaciones serias de cooperación como base del sistema socioeconómico, ecológico y territorial. Todo eso y mucho más lo sabe el señor Tamames.
Y si todo eso lo sabe tan bien el señor Tamames, y supongo que también el señor López, del cual no tengo referencias, ¿cuál es el motivo de que se lo callen y escriban un artículo vacío de contenido que lo único que hace es relatar, al modo en que lo que haría un papagayo, las insuficientes y, por otra parte, nada novedosas soluciones apuntadas por la Unión Europea? Misterios tiene la Iglesia, señores. Al igual que las grandes transnacionales de la energía y el transporte.
(*) El citado artículo apareció publicado en la sección de opinión de La Estrella Digital de dos de julio de 2006
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech;=01/07/2006&name;=euroventana
Sabe bien, no me cabe la menor duda, el señor Tamames que el hecho de que una política de transportes cuyos elementos más “novedosos” no sean otros que los sistemas inteligentes de transporte, la automoción “verde” y el incremento de la eficacia en la logística, así como una supuesta e hipócritamente formulada potenciación del ferrocarril y el transporte marítimo, que son y serán siempre, bajo el actual sistema económico, rehenes de los poderosos intereses que se mueven en torno al transporte por carretera, son meros parcheos a corto y medio plazo que lo único que conseguirán será agravar la situación de la insostenibilidad del transporte en el futuro. Sobre todo si se hace bandera de la tremenda falacia que significa el asegurar que “la movilidad es vital para la libre circulación de los ciudadanos europeos y para el crecimiento económico”
También sabe bien el señor Tamames que el único modo de caminar hacia la sostenibilidad del transporte, sin despreciar las medidas apuntadas por la Unión Europea para que la movilidad sea lo más eficiente y ecológica posible, no es otro, y como eje central de cualquier política de transportes sostenible que se precie, que poner en marcha las medidas para, precisamente, reducir esa movilidad. Sabe bien que es preciso potenciar la accesibilidad frente a la movilidad y que es preciso reducir los desplazamientos “obligados” motorizados, en especial cuando no suponen el recorrido de grandes distancias, por una movilidad “cotidiana” realizada mediante medios autónomos. Y sabe bien el señor Tamames que todo ello no será posible sin un cambio radical en las políticas urbanísticas y de ordenación territorial para construir ciudades y territorios multifuncionales que reduzcan la especialización de estas áreas que es uno de los factores fundamentales que inciden en el incremento de las necesidades de transporte. Y sabe bien, asimismo, que el actual diseño del crecimiento urbano basado en las bajas densidades es incompatible con la potenciación del transporte colectivo, así como con el uso de esos sistemas de transporte de carácter autónomo. Así como no se le debe escapar que todo ello es imposible de poner en práctica en el contexto de un sistema económico, el neoliberal, que hace acto de fe, condenándonos a los infiernos, sobre el hecho de la bondadosa capacidad reguladora del mercado como mágico bálsamo de fierabrás capaz de sanar los males más inimaginables. Y, por ir terminando, sabe muy bien que si la mano del hombre puede ya tener alguna influencia real en construir un Planeta más sostenible, ello sólo será posible mediante el abandonando de las demenciales teorías neoliberales de la imprescindible competitividad para pasar a poner en marcha políticas y actuaciones serias de cooperación como base del sistema socioeconómico, ecológico y territorial. Todo eso y mucho más lo sabe el señor Tamames.
Y si todo eso lo sabe tan bien el señor Tamames, y supongo que también el señor López, del cual no tengo referencias, ¿cuál es el motivo de que se lo callen y escriban un artículo vacío de contenido que lo único que hace es relatar, al modo en que lo que haría un papagayo, las insuficientes y, por otra parte, nada novedosas soluciones apuntadas por la Unión Europea? Misterios tiene la Iglesia, señores. Al igual que las grandes transnacionales de la energía y el transporte.
(*) El citado artículo apareció publicado en la sección de opinión de La Estrella Digital de dos de julio de 2006
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech;=01/07/2006&name;=euroventana
Seguro que los tipos que escriben ese artículo van en coche.