Las dos caras de una barriada marginal sevilla: Las Tres Mil Viviendas o Polígono Sur. (Por C. Parejo)
Carlos Parejo Delgado. Geógrafo.
MISTER HYDE: DELINCUENCIA Y TRAFICOS ILICITOS.
El Polígono Sur de Sevilla o “Las Tres Mil”, en el que viven más de cuarenta mil habitantes, ha adquirido notoria y triste fama por una por una pequeña porción de las tres mil viviendas existentes (las 624 viviendas o Las Vegas), que es también el nombre con que lo conocen los sevillanos.
“Las Vegas” es el caso de chabolismo vertical más temido y grave que posee Sevilla desde hace casi medio siglo. Se trata del clásico ghetto de gente y familias que viven al margen de la ley y que, conforme más se estropea y depaupera, más atrae personas de las mismas características del resto de la ciudad, generándose así un “círculo vicioso” difícil de romper.
Los vecinos han ido fomentando el miedo y la inseguridad de los que se acercan a esta barriada.
Han autosaqueado o destrozado elementos comunes de los bloques de pisos; los han dejado estropearse – en sus pinturas o estructuras - cada día un poco más. Los numerosos desocupados, muchos de ellos enganchados a la droga, para ganarse la vida han ahuyentado la presencia de los empleados municipales que permiten el funcionamiento normal de la ciudad en cualquier barrio. Los operarios de obras sólo reparan los bordillos con presencia policial. Lo mismo sucede con los bomberos que acuden apagar algún fuego. Carteros, empleados de limpieza, suministradores de gas, inspectores de contadores de electricidad y agua, fontaneros, servicios de autobuses y taxis, y hasta repartidores de pizzas, han dejado de ir por esta barriada, ante el acoso permanente de muchos de sus habitantes. Todo ello, con la connivencia de los clanes familiares enriquecidos mediante el control de diversos negocios turbios, que se benefician de la creciente condición de “isla” de la zona.
Se ha creado así un “paisaje de desolación”, con bloques de pisos muy deteriorados; escombros, charcos de aguas fecales, basura y suciedad casi permanente; junto a esqueletos de vehículos robados calcinados o desvalijados y abandonados, en los alrededores de sus viviendas. Esta degradación del hábitat urbano ha hecho que las cucarachas y ratas sean habituales del paisaje. El grupo de rock gitano Pata Negra les dedicó una canción que decía: “Ratitas divinas, por el día nunca se os ve, ratas yo os comprendo porque sois de mi parte chunga…”).
En este ambiente, y debido al efecto perverso de la combinación de adicción a la droga, hábitat insalubre y contaminación y suciedad de las calles, entre los habitantes aparecen periódicamente brotes epidémicos de piojos o sarna –erradicada oficialmente hace décadas en Europa-; son patologías propias de ciudades del Tercer Mundo como Calcuta, que aún perviven en este rincón marginal de la Sevilla del siglo veintiuno.
Desde el amanecer al mediodía apenas se ve gente, y parece como si el barrio estuviera deshabitado producto del algún ataque o guerra nuclear.
Desde la sobremesa va cobrando actividad, cada vez más intensa. Vienen los drogadictos a buscar “costo” o su “dosis”, los vigilantes e intermediaros pululan en torno a donde se vende algo, y salen los amantes de lo ajeno a “trabajar”… Cuando cae la noche se difuminan los contornos de este sufrido paisaje y se abre una nueva vida comunitaria. Si es invierno, y a falta de calefacción, se encienden grandes candelas, creando un ambiente que tiene algo de fantasmagórico. En cualquier época del año la vida de la barriada se vuelve plural y activa de madrugada. Se forman corros aquí y allá. Y entonces: ¡Cuánta tertulia y jolgorio¡ ¡cuánta creación musical¡ ¡ Cuántas cabezas flotando en paraísos artificiales de éxtasis, vasukos y porros ¡ ¡ Cuánto gamberrismo y travesura, discusiones, peleas, carreras de quads, de motos…¡
“Las Vegas” lleva varias décadas saliendo en los periódicos por asuntos turbios.
Con la globalización, en pocos días llegan a este remoto, inaccesible y pobre barrio, la heroína cultivada en las montañas del Afganistán Oriental; la cocaína cosechada en las selvas del Amazonas; y el hachís del Atlas marroquí; todas ellas, regiones también pobres, inaccesibles y remotas.
Cuando los delincuentes que contrabandean, portan droga o roban se ven descubiertos por la policía corren hacia este escondrijo, a refugiarse en cualquier bloque. Si los efectivos policiales que los persiguen son escasos, al intentar detenerlos se pueden ver sorprendidos por una peligrosa lluvia. La de decenas o cientos de piedras, escombros y cualquier otro proyectil que haga daño, dirigidas a sus cabezas, por decenas o más de un centenar de vecinos. Varias veces al año se producen redadas masivas y, como dice humorísticamente Antonio Burgos, “la entrada de la policía nacional y local es como la llegada de los blindados americanos a Bagdad”.
Está tan arraigada la cultura de la delincuencia que son frecuentes los robos a los centros educativos y sanitarios circundantes, que han ido siendo fortificados. El centro de salud más próximo ha sido pionero e innovador en España por haber colocado en su entrada un detector de armas y metales. Los vecinos no se inmutan, pinchan sus navajas en los árboles cercanos, y después de la consulta del médico vuelven a recogerlas.
“Las Vegas” tiene su propia estratificación social:
Hay familias que obtienen pingues ganancias, al dedicarse al “por mayor” y de “forma organizada” a actividades ilícitas (contrabando, falsificaciones, robos y tráfico de drogas). Permanecen aquí – aunque tienen fincas y chalés en el Aljarafe o la Costa del Sol - porque se sienten más seguros que en cualquier otra parte ante el acoso policial, aislados físicamente y rodeados de “su” gente. Son clanes familiares conectados con otras mafias nacionales o internacionales que introducen droga o artículos de contrabando y los distribuyen por el resto de la geografía española. Viven en depauperadas viviendas y tienen automóviles caros y de lujo en las puertas. Al respecto hay que decir que en “Las Vegas” hay uno de los parques móviles más sorprendentes y variados de Sevilla. Desde los automóviles de gran cilindrada y todoterrenos de los que se han enriquecido, pasando por las furgonetas (de gitanos que se dedican a la venta ambulante) y vehículos utilitarios, hasta las humildes motocicletas y bicicletas, de los más jóvenes y aquéllos que tienen recursos económicos más escasos. Estas familias que se han enriquecido tanto como producto de sus negocios ilegales no lo aparentan externamente. El bloque de viviendas que las alberga puede ser una absoluta ruina. Sin embargo, entras al interior de sus viviendas y, en una pared que se cae de cochambrosa hay empotrado un equipo de televisión panorámica y video/DVD de última generación, en una sala de estar - con el suelo destrozado - hay el mobiliario más caro de IKEA, y en los oscuros, húmedos y estrechos dormitorios, recias camas de maderas nobles. También hay una habitación para el arsenal de armas de la banda: pistolas, bolígrafos-pistolas, rifles, escopetas de cañones recortados, escopetas de caza, catanas orientales, sierras, hachas, bates de béisbol de aluminio, armas blancas -puñales y navajas- e incluso chalecos antibalas.
Un segundo escalón lo ocupan las familias que trafican “al por menor” o “menudeo” de todo género de drogas y artículos de contrabando dentro de la ciudad. Sus viviendas son inconfundibles. A la caída de la tarde hay una red de vigilantes y colaboradores en la calle, por si hay que dar el agua ante la llegada de la policía, junto con clientes que reciben su “dosis” en una ventana y, otros, de confianza, que entran en los pisos.
En un status parecido al anterior se mueven las familias que se dedican a la venta ambulante de productos legales o ilegales. La furgoneta característica a la puerta de sus viviendas delata su ocupación. Estos se dedicaban tradicionalmente a la venta legal de frutas y verduras y tejidos y ropas baratas. En los últimos tiempos muchas familias han cambiado hacia artículos pirateados. Sobre todo copias de compactos con los éxitos musicales de cada semana y los autores clásicos del flamenco y la rumba gitana; “deuvedés” de películas de estreno; copias de firmas de prestigio en polos y camisetas, perfumes y artículos semejantes. Amparados en sus familias extensas, forman clanes que se agrupan en los mercadillos callejeros, para darse el “agua” cuando llega la policía local a requisarle sus productos, riesgo que asumen con el consuelo del espectacular crecimiento de sus ingresos.
En una escala más modesta se encuentran los “recicladotes” de siempre. Aquéllos que hacen auténticos maratones urbanos desde el amanecer hasta el ocaso –unos a pie con sus carritos de mano y otros con sus vetustas furgonetas - en busca de todo lo aprovechable. Hierros y metales viejos; cartones y papeles; muebles abandonados,… Tienen un futuro incierto ante la competencia de las modernas empresas de reciclaje organizadas mediante redes de puntos de recogida en empresas y hogares mediante contratos mensuales, los puntos limpios, y la creciente preocupación de los servicios municipales por recoger lo que antes nadie quería.
En el nivel más bajo de la pirámide social –un quinto mundo en este tercer mundo- se encuentran los enganchados a la heroína y cocaína, o los fugados de la justicia, enfermos crónicos y desahuciados, que se buscan la vida con trabajos temporales, pequeños hurtos, o como vigilantes y correos de los clanes de la droga. Sólo dos de cada diez habitantes trabajan en empleos modestos y humildes; principalmente, el tajo de una obra o las campañas de recogida de productos del campo. Un amplio grupo de habitantes duerme en los pisos desocupados –que son numerosos debido a la progresiva degradación física de los bloques y al ambiente de inseguridad, que han hecho emigrar a sus primitivos propietarios e inquilinos. Algunos pernoctan incluso en los numerosos coches abandonados en la calle. En algunos de estos bloques se han suprimido los ascensores y se han derribado los primeros tramos de escalera. Sus habitantes entran y salen a la calle mediante escalerillas de mano.
Una de las sorpresas que nos deparan es la presencia de una industria singular de “Las Vegas”. En pisos vacíos se montan laboratorios de fabricación, manipulación, adulteración y embalaje de todo tipo de droga. Disponen de sus prensas hidráulicas, molinillos o batidoras, secadoras, cucharones, juego de moldes, máquinas envasadoras al vacío, balanzas de precisión digital, y máquinas de contar monedas y billetes.
La otra es la habitual presencia de improvisadas cuadras de animales como burros, mulos, cerdos que se crían y matan en Navidad, cabras, gallos de pelea y perros de presa. Además, en casi todos los hogares hay presencia de animales más o menos domésticos. Los niños tienen sus perros y gatos, sus hamsters o sus pájaros. Y se han puesto de moda otros animales exóticos como serpientes y monos.
Los Poderes Públicos tienen su parte de culpa en lo que sucede aquí. Las “Tres Mil Viviendas” se concibieron como “ghetto” en los años sesenta y setenta.
En primer lugar, por su incomunicación con el exterior, y el laberinto interno de su red viaria. Tenía sólo una estrecha entrada principal, y el resto de las calles eran a fondo de saco. Por el sur estaba separada de elegantes barrios ciudad-jardín por el rígido obstáculo de la vía férrea Sevilla-Cádiz. Anchas avenidas la separan del resto de la ciudad por el norte y el oeste, y una carretera de circunvalación –famosa durante décadas por los tirones en sus semáforos – cierra su perímetro por el sur.
En segundo lugar, por el modelo de “hábitat” que se fue creando. El desarrollismo de los años sesenta y setenta hizo que numerosas viviendas y bloques de pisos antiguos de barriadas tradicionales del casco histórico y Triana se fueran dejando arruinar, para construir nuevas promociones inmobiliarias destinadas a familias de mayores ingresos. Numerosas familias obtuvieron como compensación al “éxodo” forzado desde estos barrios, un pisito en las “Tres Mil”. En otros casos se trató de erradicar los grupos de “casitas bajas” y “chabolas” dispersas por la ciudad, que habían acogido familias que habían perdido sus casas durante las últimas inundaciones, o por otros motivos.
Se junto intencionadamente la pobreza de familias que vivían honradamente de humildes trabajos, con la marginación de otras familias que se dedicaban a negocios fuera de la Ley. Ya estaba preparado el “caldo de cultivo” para este nefasto experimento público de agrupar en un gran sector de la periferia urbana gran parte de la pobreza y marginalidad existente, y lavar la imagen del resto de barriadas. Después sólo hubo que dejar transcurrir el tiempo.
Sólo dos de cada diez ocupados potenciales tiene un trabajo estable. Más de la mitad de los habitantes está relacionado habitualmente con la droga. Las “Tres Mil” son el gran refugio de personas y familias que viven al margen de la ley, y también uno de los barrios con mayores problemas de convivencia.
En el libro Guiness de los Records negativos de la ciudad de Sevilla ocupa los primeros lugares (junto a Torreblanca, el polígono norte o El Vacíe) en varios rankings:
- Niños que no han ido nunca a la escuela,
- Niños que no van todos los días a la escuela,
- Niños que abandonan la educación reglada antes de los dieciséis años,
- Menores con antecedentes policiales y que han pasado por reformatorios,
- Toxicómanos que reciben tratamiento menores de 45 años,
- Enfermos por contagios e infecciones habituales vinculadas a la droga y a los ambientes poco higiénicos: SIDA, hepatitis, tuberculosis y sarna.
- Mujeres jóvenes que se casan a temprana edad (antes de los dieciséis años)
- Embarazos no deseados de adolescentes,
- Mujeres maltratadas,
- Ocupación y venta ilegal de pisos desocupados,
- Crímenes por honor,
- Crímenes y peleas por enfrentamientos familiares y de clanes, y
- Crímenes y peleas por ajuste de cuenta derivadas de negocios turbios.
Cinco Planes públicos, uno por década, han fracasado en su intento de transformar la realidad social y económica de la barriada. Ahora se enfrenta con ilusión el “Plan Integral del Polígono Sur”, por el que han apostado fuerte todas las administraciones públicas. Entre estas apuestas destaca la ubicación de una Comisaría de Policía en el epicentro de la delincuencia y crimen organizado, en los bloques más degradados de la barriada de las Vegas.
DOCTOR JEKYLL: LA PRINCIPAL CANTERA DEL FLAMENCO ANDALUZ.
Uno de cada diez gitanos de España vive en esta barriada; la mitad de los de la provincia de Sevilla. Son más de veinte mil. Posiblemente, la mayor concentración de todo el país.
En las décadas de los sesenta y setenta miles de gitanos, expulsados de sus barrios tradicionales –sobre todo, Triana, pero también de otros puntos de la ciudad -, recalan en “Las Tres Mil”. Y, con ellos, una cultura propia, la del cante, baile y música flamenca, trasmitida desde tiempo inmemorial generación a generación. Se empieza a forjar entonces la “Cava de los gitanos” del siglo veintiuno.
Se produce así la paradoja de que unos de los barrios más pobres y marginales en su paisaje urbano, sus viviendas y por la renta de sus habitantes, es también el más rico en producción de artistas flamencos de Andalucía. Esta barriada es la principal “cantera” de flamenco de Andalucía. De aquí salen todos los años cantaores, guitarristas, palmeros o bailarines. En la última Bienal, un tercio de los artistas que participaron eran originarios de la zona.
Dinastías gitanas enteras dedicadas al flamenco viven en estos bloques de viviendas. Antes era más habitual verlos formando corros en las plazas del barrio y al aire libre, como lo han venido haciendo secularmente, donde se cantaba, tocaba y bailaba. La inseguridad, la droga, y las videoconsolas, televisores y ordenadores –como a tantos sevillanos– no les habían ido adormeciendo los sentimientos. Todavía, en días festivos, abuelos, hijos y nietos se suelen reunir en alguna casa para almorzar el tradicional puchero, y organizan después fiestas flamencas familiares, donde se toca, se baila y se canta hasta la madrugada.
Algunos de estos artistas son anónimos, su fama no va más allá de los círculos de amigos y parientes. Otros han dado el “salto” a la popularidad y ganan bastante. Algunos siguen viviendo en el barrio, donde tienen su clan y su familia, y encuentran la libertad e inspiración artística que buscan. Desde hace décadas las grandes figuras del flamenco acuden a la zona a deleitarse con los “jóvenes valores” que van surgiendo. A ello han acudido con frecuencia figuras del cante como Lola Flores, Camarón de la Isla o Paco de Lucía.
El “flamenco” es un esperanzador yacimiento de empleo para este barrio acosado por el paro, la droga y los negocios ilegales. Sin embargo, aunque ya se está enseñando regladamente, apenas hay centros dedicados a esta actividad, ni siquiera se programan actuaciones en vivo y para el público, aunque sea considerado el mayor centro creativo de Andalucía en los últimos tiempos.
El gitano que se ha enriquecido, bien como artista flamenco o por negocios más turbios, se suele dejar notar en el paisaje de la barriada. En general, no hace ascos a ir gastando ostentosa y rápidamente lo que gana y gran parte de sus gastos se dedican al cuidado al máximo de su imagen física. Se les distingue por los coches de marca y gran cilindrada aparcados en las puertas de sus casas, porque se visten con trajes de terciopelo y elegantes corbatas -ellos- o lujosos pañuelos –ellas y ellos-; porque van a un peluquero estilista que sabe sacar lo mejor de sus cabellos y, sobre todo, porque no les faltan joyas y alhajas – a las que adoran y que constituyen una de sus señas de identidad - en todos los dedos de la mano, en las muñecas, brazos y cuello.
PUES TE DIRE, QUE ESO ES LA MAS BAJO Y ASQUEROSO DE ESPAÑA, ADEMAS, LOS TIOS ESOS SON GENTE QUE ROMPEN MATRIMONIOS INCLUSO POR INTERNET, ENGAÑANDO A LAS MUJERES A QUE DEJEN SUS HIJOS Y MARIDO, ASI PERO ESTO LUEGO LES SERA CORTADO PUESTO QUE LOS RESTANTES NO ESTAN DISPUESTOS A TOLERAR ESTAN IMPRUDENCIAS Y ESTOS ANGAÑOS, DE TODAS FORMAS,ESTAN PENDIENTE DE UN SALDO QUE TARDARA EN LLEGAR O LOS MAFIOSOS DE ESA ZONA, ASQUAROSOS CERDOS Y PUERCOS SON CHORIZOS , Y DE TODO TIPOS DE GENTUZA, LA MUESTRA QUE MAS DE DE ANILLOS, COLGANTE, PUSERAS Y DEMAS TODO ES ROBADO, AHI HAY TODO, ROBO, DROGA, ASCO EN FIN TODO, LA GENTO CON DOS DEDOS DE FRENTE NI LES MIRA A LA CARA.