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La OTAN en Sevilla... es que es una maravilla.

Pues sí, quillo, hoy estaba Sevilla de manda un par de ovarios. ¿Recuerdan el dicho “la lluvia en Sevilla es una maravilla”?, pues bueno, pues vale, pero, ya saben, nunca llueve a gusto de todos. Y es que cuando llueve en Sevilla, entre esos deliciosos aguaceros que tanta faltita nos hacen y la barbarie que durante décadas llevan perpetrando los terroristas urbanísticos, tanto en la ciudad como, sobre todo, en la aglomeración urbana que la constriñe, se genera un caos automovilístico del copón de la baraja.

Pero no, hoy no se ha visto maravilla en la ciudad del Betis (algunos dirán que se me ve el plumero, pero no, que me estoy refiriendo al río que así bautizaron los romanos) porque no ha caído ni media gota. Pero el atasco ha sido durante todo el día más que monumental. Y es que la preparación de la reunión de no sé que gerifaltes de la OTAN (¡Ostia tú, atasco nauseabundo!, digo yo que querrán decir las siglas de marras) requiere mucha, pero que mucha seguridad, que estos parásitos peligrosos dedicados a idear maneras, si es preciso cruentas y sanguinarias, para dominar el mundo al servicio de cuatro mangantes, tienen mucho miedo, y supongo yo, lo que no es mucho suponer ni requiere demasiada imaginación, que será porque nada bueno habrán hecho ¿no?

Y aquí estamos los sevillanitos, aljarafeños y algún que otro onubense, gaditano y demás, que cada día nos vemos obligados a coger el coche porque el transporte público es de auténtica pena, con nuestras partes pudendas retoqueteadas por mor de tanta puñetera seguridad para unos y tanto peligro para otros (el peligro de la carretera, el peligro de los gases nocivos y el peligro, entre otros, de tener que joderse y que te cacheen, que siempre te puede entrar el nervio y que te descerrajen un tiro), para dar sensación de un control imposible en medio de una aglomeración urbana de millón y medio de habitantes. Y es que no pasan más cosas porque dios no lo quiere, ¡vaya!, ya se me resquebrajó de nuevo el ateísmo.

Y digo yo que, si tanta seguridad necesitan, si tanto miedo tienen éstos que se dedican a meter miedo, se podrían haber organizado el sarao en mitad del desierto de Atacama (que me perdonen los chilenos), que allí, además, no llueve (si mañana en Sevilla, al caos cotidiano más el de la cumbre de francotiradores, se unen cuatro gotitas, más de uno le mete fuego al coche o se tira desde cuesta del Aljarafe en picado) y no pasa ni un alma, o, como mal menor, allá por el Cerro Muriano (lo siento, cordobeses), dónde no habría que movilizar tanta “tropa” ni controlar las idas y venidas de decenas de miles de currantes resignados a perder buena parte de su vida metidos en un montón de chatarra. Pero hasta cierto punto, ¡coño!, (al final no he podido evitar soltar el taco, espero no tomar carrerilla ahora que ya estoy terminando), que lo que nos faltaba ya es que la ciudad fuera tomada por los grandes mandamases de los cuatro jinetes de la Apocalipsis. Desde luego que a los que se les ocurre meter estas cumbres de gentes VIP (verdaderos “ijoputas”, perdón por la patada a la ortografía) en un sitio como Sevilla no pueden calificados más que de descerebrados.

Pero, bueno, todavía quedará quién piense que semejante estupidez (estupidez sumada a la propia estupidez del anacronismo que significa la OTAN) será motivo de prestigio para la capital de ésta que pronto será nacionalidad o nación o no sé qué cojones. Yo, como mínimo, sólo puedo pensar que esto es un impúdico e indecente, valga la redundancia, tocamiento de gónadas.

En fin, otra razón, aunque tal vez la menos importante, para decir no a la OTAN. Rezaremos a Santa Bárbara para que durante estos días no truene. En ningún sentido, que si la seguridad falla, los Santos de Maimona no lo quieran, siempre habrá, además, la posibilidad de que se vaya para el otro barrio algún que otro ciudadano de a pie sin vela en el entierro.

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manuel rubiales
manuel rubiales dice:
05/02/2007 21:24

Cúanta razón rebosa vuestra merced, maese Rafaé, menudo tocamiento de gónadas, escrotos y cojones, así, a lo bestia. Estos no se van a Cerro Muriano porque España no quiere que vean el patetismo de nuestro ejercito "pofesioná", que estos de la OTAN son muy chismosos y después andan contando nuestras miserias por ahí. Además, en Cerro Muriano no podrían irse de tapitas, visitas turísticas ni tienen hoteles con un webo de estrellas y servicio completo de habitaciones. Y al final, como siempre, tú, y tú, y tú, y tú..., y yo, acabamos, como mamones, aguantando el tirón y cagándonos en toítas las castas de la OTAN, que no es poco.

Salud.

paquita
paquita dice:
06/02/2007 10:53

Efestivamente, toestascosas solo sirven pa joder al ciudadano que cada quisque llevamos dentro.

Que dios reparta suerte. PAQUITA