Infiernos (2)
EL OBISPO MUNILLA tiene suerte; mucha suerte, sí, de que los infernos sí sean de este mundo y no de ningún otro. Infiernos llamados Haití o Palestina y que, a juicio de semejante hijo del Vaticano, no son nada comparados con "nuestra pobre situación espiritual y nuestra concepción materialista de la vida". Aunque, bien pensado, y en el caso improbable de un más allá tras la muerte, esa buena suerte se le mudaría en pésima fortuna. Porque ¿dónde encontraría, pues, morada, tras ese tránsito, semejante demonio inhumano y sin escrúpulos? Otra razón más para ansiar la vida eterna. Eso sí, es de agradecer a desalmados como Munilla que, con sus prédicas nauseabundas, vengan a reforzar las convicciones de aquellos que no estamos dispuestos a que se otorgue ni un sólo céntimo de nuestros impuestos a estos diabólicos herederos de la inquisición y sus mazmorras.
¿has dicho hijo del Vaticano...? uyssss, pues debo de estar confundido porque en el eco me pareció haber oido hijo de puta. Deben ser mis orejas, que no son nada espirituales.