Hoy la lluvia
Hoy la lluvia
Rompiéndose con estrépito en el patio
Ha espesado en mi garganta la melancólica tristeza
Y el aire
A duras penas logra un resquicio
Por donde circular hasta las venas
Cansadas y abiertas en tropel.
Bajo un crepúsculo grisáceo y sempiterno
Que parece vaya a eternizarse hasta el final de la jornada
Ansío palpar la luz que me iluminaba antaño
Para huir por un instante de las sombras
Aterradoras, que me confunden de laberintos ignotos.
Pero los torpes muñones ya no acarician
Solo golpean y golpean y golpean
Escupiendo su bilis negra sobre el ansiado celeste.
A un paso está la luz
Pero un muro de cizaña y desconsuelo
Se interpone en el camino de las lilas
Y la lengua
Amputada de indolencia y de silencio
Vuelve a abismar las palabras nunca dichas
Alimentando el voraz desencuentro
Mientras naufrago sobre el humo del tabaco
Sin poder apartar del pensamiento
El aroma insustancial del pútrido pretérito.
Y espero sin esperanza lo inesperado
Como a un postrer hálito imposible
Que me rescate del barro del borde del camino.
Al fondo del cieno y la maraña
Sigo siendo yo
El mismo de siempre
Y no este otro que se desflora marchito por debajo de las piedras
Buscando a ciegas una soga tendida desde el sol
Con la que escalar de nuevo hasta mi esencia.
Pero la lluvia
Pertinaz, todo lo embarra
Con su estruendoso silencio gota a gota
Sobre un tiempo malgastado y desabrido.
Rompiéndose con estrépito en el patio
Ha espesado en mi garganta la melancólica tristeza
Y el aire
A duras penas logra un resquicio
Por donde circular hasta las venas
Cansadas y abiertas en tropel.
Bajo un crepúsculo grisáceo y sempiterno
Que parece vaya a eternizarse hasta el final de la jornada
Ansío palpar la luz que me iluminaba antaño
Para huir por un instante de las sombras
Aterradoras, que me confunden de laberintos ignotos.
Pero los torpes muñones ya no acarician
Solo golpean y golpean y golpean
Escupiendo su bilis negra sobre el ansiado celeste.
A un paso está la luz
Pero un muro de cizaña y desconsuelo
Se interpone en el camino de las lilas
Y la lengua
Amputada de indolencia y de silencio
Vuelve a abismar las palabras nunca dichas
Alimentando el voraz desencuentro
Mientras naufrago sobre el humo del tabaco
Sin poder apartar del pensamiento
El aroma insustancial del pútrido pretérito.
Y espero sin esperanza lo inesperado
Como a un postrer hálito imposible
Que me rescate del barro del borde del camino.
Al fondo del cieno y la maraña
Sigo siendo yo
El mismo de siempre
Y no este otro que se desflora marchito por debajo de las piedras
Buscando a ciegas una soga tendida desde el sol
Con la que escalar de nuevo hasta mi esencia.
Pero la lluvia
Pertinaz, todo lo embarra
Con su estruendoso silencio gota a gota
Sobre un tiempo malgastado y desabrido.