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Fahrenheit 451

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Corren malos tiempos para el libro. Los avances reales o falsarios en tecnologías de la información y la comunicación, unidos a la avaricia desmedida del mercado y de aquellos que pretenden hacerse con la mayor cuota de negocio en ámbitos editoriales con afán de ir paulatinamente monopolizándolos, son los venenos que lo están haciendo languidecer y que pueden llegar a terminar asesinándolo. Y para ello, estos bárbaros de la (des)información recurren a cualquier argumento por espurio que sea, incluida una tan supuesta como falsa preocupación ecológica; como si la edición de libros fuese, que no lo es, uno de los factores clave que estuviese propiciando la criminal tala indiscriminada y la vertiginosa desaparición de la selva amazónica. Y, por otra parte, ese culto ciego a la "modernidad" que impregna el vacío de pensamiento que ocupa nuestros tiempos y que reniega de cualquier reminiscencia del pasado, por muy enriquecedora que esta hubiese poder sido y pudiese seguir siendo: cualquier tiempo pasado fue peor. Y, en todo este contexto, el tiránico imperio de la estrategia aberrante de "renovar" a toda costa para hacer caja como leit motiv de cualquier proyecto de "futuro". Ahí está la clave y la gran falacia de la revolución tecnológica y la vertiginosa "renovación" a que nos somete sin que, en un amplio porcentaje de los casos, las "innovaciones" perpetradas sean necesarias ni aporten realmente nada nuevo de interés.

Y en todo este contexto de puro y a un tiempo tan sucio negocio, ahora le ha tocado al libro. Y toda una horda de pirómanos sin escrúpulos, cual modernos Savonarolas se afanan en erigir las hogueras de las vanidades en las que dar muerte a su víctima, a sus víctimas, pues si el libro llegase a desaparecer, todos saldríamos perjudicados.

Pero en esta peligrosa deriva no sólo intervienen factores tecnológicos y de negocio. También, como en la Florencia de finales del siglo XV, hay implícitos elementos, quizá los de más peso, de carácter ideológico. Las posibilidades de diversidad y flujos en la libertad comunicativa que en la actualidad caracterizan a Internet ya han comenzado a ser vistas como un peligro evidente para sus intereses por aquellos que ostentan el poder, es decir, las grandes corporaciones económico-financieras y sus lacayos y mamporreros políticos. Y la dinámica que, por tanto, ya comienza a imprimirse en la red de redes es la del control y la homogeneización para ir ahogando el libre pensamiento y las discrepancias. Ese control y homogeneización es, si no imposible, muy difícil de operar para el caso del libro y el acto íntimo, y a la vez tan susceptible de ser puesto en común, de su lectura.

En este sentido, Ray Bradbury, con su "Fahrenheit 451", fue un visionario que en su obra más conocida nos adelantó lo que ya está comenzando a suceder hoy día. En la sociedad descrita por Bradbury leer es uno de los peores actos criminales que se puedan cometer y una de las labores fundamentales de los bomberos es la quema de libros. La lectura, según los gobernantes de esa sociedad de ficción, angustia a los ciudadanos y les impide ser felices, ya que, al leer comienzan a pensar y a ser diferentes cuando deberían ser iguales. Un limbo, tras el que se ocultan los verdaderos motivos del gobierno de "Fahrenheit 451": esa falsa felicidad impuesta por la homogeneización hace que los ciudadanos no cuestionen las acciones del poder y que rindan más en sus quehaceres; la productividad al servicio de las élites.

Esta es la sociedad a la que nos puede conducir la muerte del libro, una sociedad del no pensamiento, una sociedad en la que habrán sido erradicadas las discrepancias y lo que mi buena amiga Silvia Delgado denomina las afinidades subversivas, tan necesarias siempre para contrarrestar la dinámica intrínseca a la involución que subyace en todo sistema socio-económico y político.

Corren malos tiempos para el libro, y es nuestra responsabilidad, la responsabilidad de todos, salvarlo de esta nueva hoguera de las vanidades que pretenden erigir los poderes involucionistas del lado oscuro.
archivado en:
Manolo
Manolo dice:
13/08/2010 17:56

Fítetú, don Rafa, acabo de leer esto:

http://lafieraliteraria.com/index.php?option=com_content&view=article&id=473:ouverture-el-libro-no-morira&catid=9:todas&Itemid=6