Espinela ultraborbónica con extenso estrambote monorrimo
He leído que el bribón
-afectuoso apelativo-
campechano y atractivo
don Juan Carlos de Borbón
ya ocupó su corazón
de un amor que no es Corinna.
Y esto, amigos, me rechina,
a no ser que el muy tunante
sea un pionero mutante
en contra de la rutina.
Sencilla es la explicación:
la realeza hasta el botón
muestra de esta mutación
nunca tuvo corazón.
En la fotografía: Deborah Norville,
presunto agente mutagénico.