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El ojo y la bula
POCOS individuos hubo por aquellos pagos con tan certera puntería como el padre Amador. Amador Recio de la Vara, para más señas. Y es que, Amador, donde ponía el ojo ponía la bula. Y así, llegaron a contarse en más de un centenar los sobrinos suyos que acabaron, con el tiempo, poblando la comarca.
ya me lo temía, ha regresado El Pájaro Espino