Corrupción y Formación para la Ciudadanía
No carece de cierta lógica -aberrante, pero lógica- el hecho de que en el, con cada día que pasa más impopular, Partido Popular no quieran ni oír hablar de la Formación para la Ciudadanía como asignatura a incluir en los currículos de la educación reglada. Con la Religión lo tienen más fácil; un par de padrenuestros, un avemaría y una generosa aportación -vía Presupuestos Generales del Estado- a los cepillos diocesanos y, pelillos a la mar, hasta el más inmisericorde de los pecados queda perdonado. Con la formación para la ciudadanía podría ser muy diferente. Por ejemplo, si a Rajoy le hubiese sido impartida esta asignatura, tal vez a estas alturas habría ya presentado su dimisión y, quién sabe, si hasta se habría entregado voluntariamente a la justicia ante la sospecha de haber cometido algún que otro grave delito. No, está claro, mucho mejor la Religión, que no alecciona y siempre se muestra comprensiva y piadosa con los pecados de los poderosos.
El Imperio romano había pasado por invasiones externas y guerras civiles terribles en el pasado , pero a finales del siglo IV, aparentemente, la situación estaba bajo control. Hacía escaso tiempo que Teodosio había logrado nuevamente unificar bajo un solo centro ambas mitades del Imperio ( 392 ) y establecido una nueva religión de Estado, el Cristianismo niceno ( Edicto de Tesalónica - 380 ), con la consiguiente persecución de los tradicionales cultos paganos y las heterodoxias cristianas. El clero cristiano, convertido en una jerarquía de poder, justificaba ideológicamente a un Imperium Romanum Christianum y a la dinastía Teodosiana como había comenzado a hacer ya con la Constantiniana desde el Edicto de Milán ( 313 ).