A esa hija de Fabra
¡Que se jodan!; pues vaya exclamación
impropia, Andrea, amén de chabacana,
en una chica bien, pija y cristiana,
de pulcra y esmerada educación.
Y, al ser dicha en tan magna institución,
merece tu expresión necia y marrana,
que froten tu bocaza de fulana
con un duro estropajo y con jabón.
Ay niña de papá, tocapelotas,
malcriada entre algodones y gaviotas,
tú sí que estás jodida: el pueblo, atento,
jamás perdonará tamaña afrenta
saliendo de tu boca hostil y hedienta;
mejor que busques plaza en un convento.