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La Semana Fantástica

La Consejería de Medio Ambiente de la Junta decreta esta semana la Semana Europea de la Movilidad. Se "pretende modificar actitudes y comportamientos referentes a la movilidad y el transporte urbano..." Es la quinta edición y se celebra bajo el tema "Cambio Climático". Por fin.
Se pretende modificar actitudes respecto del uso tanto del transporte por la ciudad como del transporte interurbano. Me estoy emocionando.
Es decir, se está empezando a pensar políticamente en el uso de la bicicleta y de los ferrocarriles, es eso. No me lo puedo creer. Así que aquel proyecto de carril-bici para Huelva defendido por Ecologistas en Acción y que quedó en corteses felicitaciones, podrá ser ahora una realidad transitable? Por fin podré llevar a mi niño en la grupa de mi bici hasta su cole, sin temor a un doble traumatismo craneoencefálico? Y ya no tendré que cargar con dos bicis en la trasera de mi coche -con perdón- hasta las puertas de las Marismas del Odiel?
La Semana Fantástica de la Movilidad aconseja, asimismo, el uso del ferrocarril en vez del automóvil privado para ir de una ciudad a otra. Mi amigo Rafa está de enhorabuena. Tantos años a doscientos kilómetros diarios entre Huelva y Sevilla y viceversa. Tantos años deseándolo y por fin el pretender "modificar actitudes y comportamientos" es ya mismo un hecho. Porque naturalmente se trata de modificar la actitud y el comportamiento de la Administración que gestiona la cosa y así ver incrementado el número de trenes que van y vienen desde Sevilla, con ampliación horaria para así desatascar la A49 y, lo que es más importante, descongestionar la maltratada atmósfera y de paso nuestros pobres pulmones. Qué bueno, estoy que vivo sin vivir en mí desde que la noticia me llegó.
La Semana Fantástica de la Movilidad Sostenible está planteada, por supuesto, también para las personas que sufren precisamente incapacidad motora y padecen, por ende tantísima frontera arquitectónica. Se está considerando la posibilidad de hacer desaparecer las escaleras de todos los edificios públicos y privados, de los parques y de las avenidas. Ese sistema tan antiguo de subida y bajada, es observado ya como un obstáculo discriminatorio y perverso contra las personas que necesitan de artificios para moverse. A la Revolución por la Solidaridad.
Es decir, que se ha diseñado una semanita para que tod@s podamos movernos, pasearnos, transportarnos de manera respetuosa y solidaria. Ciertamente, nosotros, los ciudadanos y las ciudadanas, el cuerpo administrado, es decir, estamos ya preparados para cambiar nuestro comportamiento y actitud en cuanto la Junta de Andalucía ponga a nuestra disposición las herramientas imprescindibles. Si no, esta semana se queda en pura y demagógica campaña diabólica.
rafa leon
rafa leon dice:
22/09/2006 01:52

Como ya te dije, querida maría (como ves, sigo escribiendo tu nombre con minúsculas), tras la propia denominación oficial de la oficiosa semana fantástica está la primera y gran trampa. A través del lenguage se inicia la perversión de las ideas y en las ideas se asienta el modo de vivir -o de sinvivir- de la gente. ¡Semana de la movilidad! ¡cómo si ya no la hubiese en exceso! Dentro de este intrincado laberinto lingüístico se oculta el afan, o la torpeza de no imaginar otra cosa, por buscar aumentar aún más la movilidad, el número y la distancia de los desplazamientos de todo, personas, animales y cosas, aunque sea cada vez más lentamente y de un modo más superfluo e innecesario. Eso sí, más ecológicamente, a ser posible, y si no tampoco pasa nada, ya habrá tiempo. Lo que realmente necesitamos, aunque no seamos conscientes, es menos movilidad y más cercanía, menos medios de transporte y más ciudad habitable, menos hipermercados y más panaderías, menos semanas fantásticas y más cotidianeidad simplemente humana. Menos demagogía y mentes obstusas y más sinceridad e imaginación (la imaginación al poder, un dicho muy manido ya, pero sin haber perdido un ápice de vigencia. Como dijera Machado: Se miente más de la cuenta / por falta de fantasía: / también la verdad se inventa. Pues ponganse a inventar los responsables de la cosa, que lo de las semanas movilizadas y sin coche ya ha alcanzado un nivel de obsolescencia que el que cada año por estas fechas nos vuelvan con la misma canción a modo de Lp (como digo antiguo, antiguo) rayado roza ya, si es que no los ha traspasado con creces, el cinismo y la burla.

Yo, por esas vicisitudes de la vida, probablemente deba seguir por muchos años chupándose esos 200 kilometrillos diarios, ya sea en un tren fantástico ya a traves del infierno de la A-49, al que por cierto no le dejan de echar leña al fuego los movilizadores sostenibles, pero con medidas radicales, tan necesarias, en lugar del folclorismo trasnochado de nuestros prebostes, otros muchos ganarían en la calidad de vida que otorga la lentitud frente a la prisa y la proximidad frente a la distancia. Pero, amiga mía, con la iglesia (en este caso petroleras, inmobiliarias, automovilísticas...) hemos topado. Y con los héroes de la fórmula uno, abanderados del ardor y el amor patrio. Viva España, dirán todavía algunos, con cinismo y añoranza de una España que no es la mía, ni la de nadie, pues éstos mismos se están encargando de venderla al mejor postor, esos representantes de la singular iglesia que antes he mencionado.

Un beso.

Rafa.

bicicritica
bicicritica dice:
22/09/2006 04:53

gracias por tan irónica y dulcesalada columna, pero no estoy de acuerdo con un punto, en el cual transmites, "si no hay carril bici en la ciudad y me monto en ella me van a atropellar y a matar".
Es una idea errónea difundir que la ciudad no es segura para circular en bici, cojamos las bicis y ya está. carril bici no, recuperemos las calles del uso abusivo de los automotomóviles contaminantes.

manuel rubiales
manuel rubiales dice:
22/09/2006 11:03

Una vez más, como en otras tantas cosas, se trata de una cuestión de educación. En la urbe pueden, y deben, convivir, las bicicletas, los automoviles y los peatones. De nuevo me asalta el reclamo emergente de empadronarme en Oslo o en Helsinqui. Nos hemos convertido en nuevos ricos con los bolsillos cargados de envidia, hacia aquel que tiene un coche más "molón" que el nuestro,y se nos ha borrado de la memoria los tiempos en los que la mayoría andaba a golpe de pedal por las calles de esas ciudades en las que, ahora, todo el movimiento humano se realiza en función del automovil, y enfrentarse a ello, desgraciadamente, supone en el mejor de los casos, convertirse en carne de atropello o, como bien dices, María, acreedor de uno o dos traumatismos craneoencefálicos. Hay que tomar otra vez las calles, es necesario, y arrebatársela a la dictadura frenética del automovil.
Vino y Besos.