El matadero (2)
La gente de mi barrio resiste aquí más por apatía que por necesidad y se sienta a ver pasar los pocos trenes que nos quedan como reafirmación a su ilusoria idea de progreso. Paisaje con tren agonizante, en vía estrecha, con bombardeo tierra-aire al fondo. El matadero, quién supo ponerte nombre…
Mi bario es la trastienda de la ciudad, el borde de la urbe, el principio y el fin de la resignación, el sótano al final de la escalera municipal, adonde casi nadie se atreve a asomarse, el filo de la navaja del yeso de la marisma asesinada. Es un parque infantil sembrado de trozos de cristal, alternativa a la triste sequía juvenil.
Sólo unos metros más arriba, por donde pasan autobuses y coches de riego, hacen guardia las meigas y santa ana en perfecta comunión, el bien y el mal de las realidades encubiertas.
Recuerdo, maría, cuando leí por primera vez este artículo, tan hermoso pero tan triste. Me lo enviaste por correo electrónico ¿recuerdas? Pensé que esto que describes era así casi en todas partes. Pero resulta que hoy ha terminado por ser premonitorio, y esos árboles del matadero van a ser también cortados sin piedad. Si no lo remediamos entre todos.
Un abrazo
Rafa