Opá, nos vamos del Mundial
Como en todas los mundiales, a Cacuito se le antoja inexplicable la eliminación de la selección española. En esta ocasión, para variar, en el primer cruce en lugar del segundo. Sin un Al Ghandour que echarnos al boquino. Siempre olvida que la prensa fomenta una euforia proporcional a los dividendos que le reporta. ¿Basada en...? Basada en nada. Sustentada por el carácter de un pueblo propenso a la juerga, el optimismo, la exteriorización, la afición a travestirse de torero con tricornio por las calles feriales de Hannover. Cacuito extrañará el bombo de Manolo, la retahíla de El Koala (el triunfador de este Mundial) y, por encima de todas las cosas, el prodigioso ingenio y poder de comunicación de Andrés Montes y su tiki-taka, que ha trocado el tedio de José Ángel De la Casa en un explosivo “¡¡¡Salinas!!! ¿¿¿Dónde están las llaves???”.
Pues nada, habrá que quitarse las pinturas de la cara, los tirantes con la bandera patria, las pelucas de Duquesa de Alba teñidas de rojo y la camiseta que con tanta ilusión futbolera me habían regalado por la compra de doscientas latas del refresco, patrocinador oficial, por cierto, de la supuesta Armada Invencible del pantalón corto y la larga ponzoña. Menos mal que todavía nos queda Pedrosa.