El sueldecito

Cacuito no llega, no llega. Medita dejar la Presidencia, porque con el sueldecito de nueve mil euros que no, que no, que así es imposible casarse como Tom Cruise. Le tiene echado el ojo a ese obrador, donde solicitan aprendiz de panadero que sepa levantarse a las cuatro de la mañana. También le queda esa campaña de fresas, para la que él, con esa amplitud de espaldas, está altamente cualificado. O se pegará dos años opositando al Estado. Cuando apruebe, disfrutará de dos pagas extras anuales que resolverán su problema (que no llega, no llega). Dejará de ser un mártir. Abandonará la calculadora, el ansia, las cuentas angustiosas a final de mes. Permitirá la publicación de una biografía: Cacuito. El currito millonetis. Los libros dan mucha tela. Pero ni por ésas. El dinero no lo dejará satisfecho. Su vida proyectada exige robar mucho más.