Currículum informal
Nací en Las Minas de Riotinto justo trece días antes de los idus de marzo -ténganse en cuenta las diferencias existentes entre el calendario juliano y el actual- del mismo año en que las tropas mercenarias al servicio del Imperio perpetraron la ignominiosa invasión de Playa Girón contra la entonces ilusionante y valerosa revolución castrista. No sé si esos trece días que separaron la casualidad de mi venida al mundo de los idus fueron el anuncio de un mal presagio, o si debo continuar aferrado al convencimiento que me aleja de las supersticiones y la numerología. Pero a veces, en los martes y trece, se ensombrece mi semblante.
Cuando comencé a aprender, en el desarrollo de mi primer labor profesional, casi todo lo que no habían sido capaces de enseñarme cinco años de licenciatura en Geografía e Historia, empecé a escribir, tras unos amargos meses contando y recontando hectáreas, un poco más en serio. Sí; serios informes técnicos, o, mejor dicho, las partes más grises y penosas de éstos, contratados por los mismos poderes públicos que después no los tenían casi nunca en cuenta.
La geografía me hizo interesarme por la ecología y la geopolítica y digamos que fue uno de los factores que ayudó a que me introdujera de lleno en el campo de la militancia política y ecologista. Así comencé a escribir mis primeros artículos, de temática ambiental y territorial fundamentalmente, aunque sin dejar de hacerlo también sobre otros muchos y diversos temas como derechos humanos, economía o política pura y dura. Durante quince años han ido apareciendo -supongo que sin que nadie apenas los haya llegado a leer, que estos temas realmente no interesan apenas al desinteresado ciudadano- en algún periódico local de la "moderna" Onuba -ciudad en la cual resido y sobrevivo a duras penas a causa de, entre otras lindezas, sus malos humos-, en alguna que otra revista como "El Viejo Topo", en un par de libros colectivos y, sobre todo, en diferentes páginas de la virtualidad ciberespacial.
Aunque no recuerdo ya cuando comencé a hacer mis primeros y lamentables "pinitos" literarios, los cuales mantuve en el tiempo de forma muy irregular y espaciada, y terminando siempre por arrojar, más tarde o más temprano, lo escrito al cubo de la basura, fue hace aproximadamente cincuenta y tantas lunas, tras unas vacaciones navideñas, cuando realmente me puse de nuevo a escribir en "serio", pero, esta vez, no sesudos informes técnicos, sino unos textos supuestamente literarios con los que trataba y sigo tratando de hacer frente a las incertidumbres, frustraciones y sinsabores de la vida. Escribo, más que nada, como terapia; lo prefiero al psicólogo o a un manual de auto-ayuda. Pero un día decidí que también podía publicar mis textos literarios en el ciberespacio. Y desde ese momento han venido apareciendo mis intentos de poemas y de relatos, primero, en el portal de El Recreo (www.el-recreo.com), donde, además, a ratos trato de ejercer como moderador en sus foros, y, posteriormente, también en onubenses.org.
Y aquí estoy hoy, aún esperando a que mis textos obren finalmente el milagro de curarme de mis delirios y demencias, para dejar de escribir y dedicarme plenamente a vivir alegremente la vida. No sé, sinceramente, cual de estos dos estados de la conciencia, o de la inconsciencia, según se mire, podría terminar por aportarme más en esta dura tarea que es tratar de sentirse vivo. Mientras espero el momento en que alcanzaré a averiguarlo, sabiendo que es probable que no llegue nunca, continúo escribiendo.
En la periferia de la "moderna" Onuba, a diciembre de 2006
Siempre sentí admiración por los maratonianos, más por los que tenían un físico imposible para la prueba y aún así la superaban con la tranquilidad con la que renunciaban a tomar unas cervezas los días previos. Recuerdo con gran cariño la etapa "geográfica" de la calle Betis. Un abrazo, Rafa.