Trece haikus inusuales y un alarido de desaliento
Estos haikus inusuales -inusuales por la temática, e inusuales también en algunos casos por no respetar la métrica del haiku, aunque sean transgresiones leves que se podrían haber evitado, pero bueno, lo cierto es que me sonaban mejor así- son los primeros haikus que salieron de mi teclado hace unos dos años. Son trece, no casualmente, sino porqué así lo quise: trece como expresión de la mala suerte. Llegan a ser tan inusuales que más que haikus son eso: alaridos de desaliento. Desaliento amargo de un desamor loco, de sentimiento y de dolor y vida, pues quién no siente como un demente, aunque se piense cuerdo y afortunado, no es más que un muerto. Porque la lucha no sólo está en las barricadas, sino también en los corazones. Afortunados los locos de amor porque de ellos será la república de los sentimientos (vaya, me gusta, estoy inspirado, y es que lo que no se le ocurra a un loco ¿no?). Puede que no sean nada buenos como haikus o como simples tercetos. Pero como expresión de sentimientos pienso que no tienen precio.
Se los dedico a maría, a mi querida maría, que me enseñó los secretos del haiku.
Y, también, a todos los locos y todas las locas de amor del mundo.
I
cuando te alejas
el aire devora, cruel
besos azules
II
quiero vomitar
manchando las aceras
…y mis zapatos
III
torpes caricias
mal enmascaradas de
fortuitos roces
IV
¿las mariposas
que recibí con tu “e-mail”?
…no supe elegir.
V
ser prisión duele
sentimientos cautivos
me estallan dentro
VI
en alma viva
está devorándome
la ausencia de ti
VII
¡arráncamelo!
amenaza gangrena
el verbo mudo
VIII
aura nocturna
¡termina este cadáver
que aun palpita!
IX
las horas muertas
o ¿será mi cadáver
sin tu aliento?
X
qué te requiero?
mete una lima en mi pan
cuando si vienes
XI
qué un beso rojo
se tornara en tu boca
cariño azul
XII
soy el infante
recóndito en qué sapo
por un no beso
XIII
este querer
quizá sin esperanza
es lo que tengo
por qué tantas preguntas
si sólo una respuesta
que aquí
----------------/en lo adentro
Se los dedico a maría, a mi querida maría, que me enseñó los secretos del haiku.
Y, también, a todos los locos y todas las locas de amor del mundo.
I
cuando te alejas
el aire devora, cruel
besos azules
II
quiero vomitar
manchando las aceras
…y mis zapatos
III
torpes caricias
mal enmascaradas de
fortuitos roces
IV
¿las mariposas
que recibí con tu “e-mail”?
…no supe elegir.
V
ser prisión duele
sentimientos cautivos
me estallan dentro
VI
en alma viva
está devorándome
la ausencia de ti
VII
¡arráncamelo!
amenaza gangrena
el verbo mudo
VIII
aura nocturna
¡termina este cadáver
que aun palpita!
IX
las horas muertas
o ¿será mi cadáver
sin tu aliento?
X
qué te requiero?
mete una lima en mi pan
cuando si vienes
XI
qué un beso rojo
se tornara en tu boca
cariño azul
XII
soy el infante
recóndito en qué sapo
por un no beso
XIII
este querer
quizá sin esperanza
es lo que tengo
por qué tantas preguntas
si sólo una respuesta
que aquí
Gracias, Rafa, corazón, por realacionarme con tan bella forma de expresión ('un haiku es un pájaro que pasa', me dijo un poeta, 'es el relámpago de una tormenta').
Es una risa, también, espontáneo y efímero. Que pasa por nosotros -como el pájaro, el relámpago o la risa- y no se queda, pero sí. Un poco como los buenos amantes.
Besosmil.