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Recursos naturales, desarrollo "insostenible" e impactos socio-ambientales en la provincia de Huelva

Antes que nada, hacer una aclaración conceptual-epistemológica sobre lo que hemos dado en denominar “desarrollo sostenible”. Decir que el uso conjunto de ambos términos da lugar a una combinación quimérica, y que el motivo de hacerlo es facilitar la comprensión de los procesos a los que vamos a hacer referencia. Pero es preciso tener presente, que el desarrollo sólo existe en el marco de la sostenibilidad. Por lo tanto, aunque ya se ha universalizado la utilización conceptual de la combinación terminológica “desarrollo sostenible”, el adjetivo en la misma es innecesario, redundante y, puede que quizá, contraproducente, por la confusión a la que puede dar lugar cuando es abusada por los proxenetas de la vida y hecha extensiva al lenguaje para el logro de fines espurios.

Sin importar cuan perniciosa sea una actividad o un proyecto concreto, ya nos hemos acostumbrado a que sea adjetivado por sus promotores e incluso por los poderes públicos como sostenible. Es más, a menudo, cuanto más perjudicial es un proyecto, con más vehemencia es abusada la terminología del desarrollo sostenible.

El AVE, con su enorme consumo energético y de suelo y con sus pavorosos efectos como “excelente” desestructurador de territorio es “sostenible”, los campos de golf son “sostenibles” en un contexto geográfico como el mediterráneo, a pesar de su gran consumo de agua y suelo, elementos que a fuerza de una lamentable gestión de los mismos están terminando por ser escasos en este área. Y los ciclos combinados, por encima de Kioto y del calentamiento global son “siempre” proyectos sostenibles y sobre la base de una energía 100 % limpia.


La historia reciente de la provincia de Huelva (desde mediados del siglo XIX a la actualidad), en relación a sus recursos naturales y a los procesos socioeconómicos puestos en marcha para su aprovechamiento, es una negra crónica del más genuino “desarrollo” insostenible, con impactos negativos de enorme magnitud, tanto de carácter ambiental como social. El desarrollo “insostenible” siempre termina pasando factura en ambas vertientes de la realidad y, en este sentido, más que hablar de impactos medioambientales, deberíamos comenzar a utilizar la expresión “efecto” o impacto socio-ambiental.

Pero ¿cuáles han sido en esta historia reciente los principales procesos de desarrollo “insostenible” en la provincia? ¿Cuáles los impactos negativos de mayor magnitud?

Al hacernos estas preguntas a la gran mayoría de los ciudadanos de Huelva, entre otras, se nos vienen a la mente similares respuestas:

- La actividad minera.
- La instalación en la provincia de industrias químicas y básicas a partir del llamado inicialmente “Polo de desarrollo” (aquí encontramos de nuevo un abuso perverso del término desarrollo, pues el Polo Químico es un claro elemento de insostenibilidad y, por lo tanto, nunca fue ni nunca podrá ser un motor de desarrollo de carácter socio-ambiental que tenga en cuenta las verdaderas necesidades de las generaciones futuras).
- O la eclosión del insostenible cultivo industrial del eucalipto.

Los impactos de la minería ya son indiscutibles. Unos extensos territorios despojados de su cubierta vegetal y edáfica, y un sin fin de escombreras sin ningún tipo de restauración ambiental, expuestos a la acción de los agentes meteorológicos y dando lugar a la contaminación de aguas superficiales y subterráneas. Y, la agonía lenta de unas comarcas que, al haber basado su economía casi exclusivamente en el monocultivo de la pirita, al entrar el sector en crisis (crisis previsible e inevitable tarde o temprano) han sufrido las sangrantes y dolorosas lacras del desempleo, la emigración y el desarraigo.

Tampoco es necesario detenerse mucho en los evidentes impactos sanitarios y ambientales producidos por la industria química y básica. Una ría y una buena parte del litoral contaminados (por la acción conjunta de los vertidos industriales y el arrastre de contaminantes desde las áreas mineras abandonadas del interior de la provincia), la emisión a la atmósfera de un cóctel de gases tóxicos cuyos efectos sinérgicos sobre la salud aun no han sido estudiados, entre 120 y 150 millones de toneladas de fosfoyesos, cargados de metales pesados y elementos radiactivos sepultando en vida 1200 hectáreas de marisma. Aunque dicen irresponsablemente las autoridades sanitarias que nada de esto tiene que ver con que nuestras tasas de mortalidad por determinadas enfermedades sean las más altas del conjunto de España. Y ello a pesar de que determinados científicos, de los pocos que aun conservan dosis de valentía e independencia, sin olvidarse por ello de la necesaria prudencia que ha de impregnar siempre las declaraciones de los científicos, han afirmado que para la explicación de esos datos es preciso tener en cuenta, entre otros, los factores ambientales y socio-laborales. Por otra parte, la instalación del Polo de “Desarrollo” en Huelva ha supuesto la pérdida, en muchos casos irreversible, de futuros potenciales de desarrollo en el sector turístico y en otras actividades relacionadas con el aprovechamiento del medio natural, y ha propiciado la ocupación por la industria de una de las áreas de la ciudad más adecuadas para acoger usos de carácter urbano.

Pero además, al igual que inevitablemente se produjo la crisis minera, más tarde o más temprano nos veremos abocados a la crisis de la industria de la provincia de Huelva. El culto a la competitividad y al cortoplacismo, como mecanismos de obtención de beneficios, y el nulo respeto empresarial, sólo obligado de forma insuficiente por una legislación a remolque de intereses macroeconómicos de grandes grupos de presión, por el medio ambiente y los derechos de los trabajadores, hace ya décadas que han generado un proceso de deslocalización industrial de carácter “global”, que está llevando a los grades contaminadores a trasladar sus actividades a aquellos países donde es más fácil contaminar y destruir los recursos naturales, así como explotar a los trabajadores -seres humanos- en regímenes al más puro estilo esclavista. En este proceso, Huelva, a pesar de la actual coyuntura alcista propiciada especialmente por la aberrante ampliación y concentración de la industria energética en torno a la capital, estructuralmente no deja de perder puestos de trabajo en el sector industrial y algunas de las industrias químicas y básicas ya están preparando su retirada definitiva, dejando tras de sí grandes extensiones de territorio intensamente contaminados y a un buen número de trabajadores y sus familias a merced del paro y la miseria.

En cuanto al cultivo del eucalipto, su impacto socio-ambiental ha estado en la sustitución de más de 200 mil hectáreas de espacios forestales autóctonos, con una inestimable biodiversidad y sistemas de aprovechamiento sostenible por la población local, por una enorme factoría de madera (que para nada constituye espacios forestales por mucho que aberrante o falazmente se haya difundido ese falso concepto) sin necesidad apenas de mano de obra y que ha destrozado, en segundos, perfiles de suelos que tardaron siglos y hasta milenios en formarse, dando lugar a un empobrecimiento patológico de los terrenos en los que, a modo de plaga, se han asentado. Y por otra parte, no podemos dejar de mencionar el papel de estos eucaliptales en la propagación y virulencia de los incendios forestales como se puso de manifiesto en el tristemente famoso incendio que afectó a trece municipios de las provincias de Huelva y Sevilla a finales de julio de 2004..

Los tres procesos anteriores (explotación minera, polo de (sub)“desarrollo” y plaga del eucalipto) comparten un elemento común de enorme peso para su explicación: forman parte de una economía típicamente colonial, en la que la provincia de Huelva ha desempeñado el pobre papel de periferia socioeconómica y geográfica que pone sus recursos naturales y humanos al servicio de de la metrópoli o los lugares centrales de crecimiento y decisión económica, sin ningún tipo de contraprestación a cambio y en régimen casi de monocultivo. La disposición de las infraestructuras de transporte y, en gran parte, el modelo territorial de la provincia, así lo evidencian.

El objetivo principal y casi exclusivo que determinó la construcción y el diseño del sistema ferroviario de Huelva (con la mayoría de sus líneas ya en desuso) fue facilitar el transporte del mineral y, en cierta medida también de los productos agropecuarios del interior de la provincia, hasta el puerto de Huelva para su exportación a los centros industriales de transformación en Europa.

La industria química y básica es en gran medida una continuación de la explotación abusiva de los recursos naturales y humanos (no sólo desde el punto de vista laboral, sino también de salud pública) de Huelva para la exportación de producciones básicas que después experimentan las trasformaciones que generan un mayor valor añadido en otros lugares de España o del resto del Mundo. Ya reza la demagogia desvergonzada e impúdica de la AIQB que gracias a los productos del Polo se pueden fabricar aspirinas. Algo que los empresarios no hacen, pero que se podría traducir diciendo que los onubenses estamos proporcionando a otros salud a cambio de ponernos enfermos.

Y el eucalipto igual. Nuestros milenarios terrenos forestales esquilmados al servicio de la industria del papel.

Y, en todos estos procesos, la emigración obligada de las poblaciones afectadas por las crisis y las prácticas insostenibles, con el progresivo vaciamiento poblacional del interior de la provincia.

No obstante, estos tres procesos problemáticos desde el punto de vista socio-ambiental para la provincia de Huelva, son procesos que ya podríamos decir que, habiendo dejado tras de sí sin solucionar un cúmulo de problemas ambientales, socio-laborales y humanos, ya comienzan a pertenecer al pasado.

En el futuro, y ya en el presente, los grandes problemas socio-ambientales de la provincia tendrán poco que ver con los sectores mineros e industrial o con la explotación industrial del eucalipto, y más con la ordenación del territorio (una ordenación que parte no de los intereses sociales y la planificación pública, sino del automatismo desestructurante de procesos e intereses de mercado) y el incremento insostenible de la movilidad.

Una ordenación territorial aberrante y unos problemas de movilidad que tienen su origen en un voraz proceso de especulación del suelo, en una doble vertiente de promoción inmobiliaria-urbanística y extensión de la industria del cultivo agrícola intensivo, que se concentran abusivamente en los municipios del litoral amenazando con el agotamiento de recursos no renovables como el suelo, y en cuya consolidación juega un papel fundamental el manejo insostenible de los recursos hídricos en base a los paradigmas de la vieja (in)cultura del agua, que se asienta en el incremento ilimitado de la oferta y en la consideración del agua como mero factor de producción susceptible de apropiación privada en lugar de cómo valor socio-ambiental de carácter público.

No obstante estos nuevos problemas no dejan de tener en común con los procesos anteriores su relación con caracteres propios de economías periféricas coloniales, su componente monocultivista y un inexistente respeto por los recursos humanos y naturales.

Y están teniendo como consecuencia un tensionamiento insostenible del territorio provincial al verse incrementada su dualidad territorial, con un litoral que tiende a la conurbación, la saturación y la congestión, y un interior que continúa siendo el gran reservorio de recursos naturales (en este caso es esencial su papel como reservorio de agua), a la vez que siguen avanzando en el mismo los procesos de desertización poblacional como, tal vez muy probablemente, paso previo al desierto físico.

El modelo de crecimiento urbanístico en el litoral de Huelva tiene las siguientes características básicas:

- Culto a la baja densidad, con la predominancia de viviendas unifamiliares y adosados, asociadas en muchas ocasiones a la proliferación de campos de golf.
- Hipertrofia de la segunda residencia.
- Tendencia evidente a la conurbación del frente litoral.
- No establecimiento de límites al crecimiento.
- Desequilibrio del sistema de transporte con una red de carreteras hipertrofiada, saturada y con una insuficiencia crónica para atender al incremento del tráfico.
- Presión sobre los espacios naturales y forestales.

Un modelo urbanístico con estas características es netamente insostenible y con impactos negativos de una magnitud importante, entre los que podríamos citar:

- Despilfarro del suelo.
- Despilfarro de agua (golf, piscinas privadas, riego de jardines particulares y multiplicación de las pérdidas en las canalizaciones al necesitarse una red mayor).
- Multiplicación del tráfico rodado y, por lo tanto, incremento de la emisión de contaminantes atmosféricos, incluidos los que contribuyen al calentamiento global, así como del consumo energético, al ser el modelo urbanístico incompatible con el desarrollo de un sistema eficiente, eficaz y rentable de transporte público colectivo.
- Incremento del consumo energético doméstico (por la escasez de criterios bioclimáticos en la construcción de viviendas, así como del propio modelo urbanístico) y público (alumbrado de calles y otros espacios colectivos).

Por su parte el sector agrícola, tiene las siguientes características:

- Régimen de cuasi monocultivo centrado en un alto porcentaje en dos productos: cítricos y fresa.
- Es una agricultura sin agricultores, dominada por grandes industriales o especuladores agrícolas.
- Dependiente de mano de obra foránea.
- Producción destinada fundamentalmente a la exportación ya sea para la venta sin transformar, o para su transformación en otros lugares (aunque en los últimos años se está desarrollando cierta industria de transformación (zumos) en la propia provincia.
- Elevado uso de insumos contaminantes.

Los impactos de este tipo de agricultura son tanto de tipo ambiental como social:

- Contaminación de las aguas subterráneas y superficiales (Ha supuesto la práctica inutilización del acuífero 25, por sobreexplotación, contaminación e intrusión salina. Y también por la reducción de los aportes procedentes de las aguas superficiales al haber sido éstas intensamente reguladas).
- Gran incertidumbre ante los cambios en el mercado (que no se deciden en la comarca) y posibilidad de crisis del sector por este motivo.
- Empleo masivo de inmigrantes (norteafricanos, subsaharianos y centroeuropeos) para las labores agrícolas en condiciones de explotación rayanas en ocasiones en lo inhumano.
- Incremento del racismo y la xenofobia.

Además, tanto el crecimiento de áreas urbanizadas como el de las zonas de agricultura intensiva industrial, se está llevando a la práctica sin tener en cuenta una serie de factores de riesgo que generan una gran incertidumbre sobre su futuro:

- Riesgos relacionados con el cambio climático:
o Reducción de la pluviometría.
o Elevación del nivel del mar.
- Riesgo por el carácter regresivo de las playas que, según las zonas se ve incrementado como consecuencia de diferentes obras en el litoral.
- Riesgo de maremoto.

Esto supone una grave irresponsabilidad que, más tarde o más temprano, dará lugar a pérdidas humanas y patrimoniales cuya magnitud, a pesar de ser muy difícil de calcular, no cabe duda de que será notable.

Por lo tanto, ante todos estos riesgos e incertidumbres e impactos evidentes es preciso dar un giro radical a los modelos territorial, urbanístico y agrícola de la provincia, para dirigirla hacia el desarrollo sostenible en lugar de hacía una situación irreversible de insostenibilidad.

Este giro debería centrarse en los siguientes aspectos:

- Un nuevo modelo urbanístico con las siguientes características:

o Fomento de las densidades medias y medio-altas en la ocupación del suelo por los usos residenciales y terciarios.
o Establecimiento de límites al crecimiento urbanístico en relación con la capacidad de carga o acogida del territorio.
o Diseño de áreas urbanas multifuncionales, evitando salvo excepciones debidamente motivadas la clasificación de suelos de uso característico como podría ser el turístico.
o Excluir del proceso urbanizador:
 Los espacios naturales o forestales, estableciendo además en torno a los mismos perímetros suficientes de protección.
 Las zonas más próximas a la costa.

- La racionalización del sistema de transporte con las siguientes características:

o Ferrocarril social, público, seguro, sostenible y polivalente (mercancías y pasajeros) como columna vertebral del sistema.
o Desarrollo de la multimodalidad.
o Reducción de la movilidad obligada mediante medidas de diseño urbanístico y territorial (áreas multifuncionales).
o Potenciación del transporte público colectivo por carretera y establecimiento de medidas disuasorias sobre el uso del vehículo privado.
o Potenciación de los desplazamientos a pie y en bicicleta.

- Medidas destinadas a reequilibrar el territorio provincial:

o Límites al crecimiento en el litoral.
o Diversificación productiva en los ámbitos local y comarcal.
o Fomento de las producciones locales tanto en el interior como en el litoral.
o Fomento de productos destinados al mercado local, comarcal y provincial.
o Mejora de las comunicaciones en el interior.
o Desarrollo de la nueva cultura del agua: el agua como recurso socio-ambiental en lugar de cómo recurso productivo.

- Desarrollo de un modelo agrícola sostenible:

o Diversificación productiva por comarcas.
o Desarrollo de la agricultura ecológica y de la agricultura integrada.
o Desarrollo de mercados agrícolas locales y comarcales.
o Fomento del cooperativismo agrario tanto en el ámbito de la producción como en el de la comercialización. Agricultura de agricultores y no de especuladores (la tierra para el que la trabaja).

La conclusión de todo lo expuesto hasta aquí es que el actual modelo productivo de la provincia genera impactos negativos inasumibles tanto desde el punto de vista socioeconómico como ambiental. Es generador de desigualdades e incertidumbres y está abocado, más tarde o más temprano, a una crisis que daría lugar a una recesión de gran magnitud. Es pan para hoy y hambre para mañana al propiciar la degradación de los recursos naturales y humanos en los que ha de apoyarse cualquier proceso de desarrollo.

El modelo alternativo que se esboza, en cambio, es respetuoso con el medio ambiente y con los seres humanos. Tiende a ser igualitario y seguro y se asienta en el respeto a la calidad de vida y las necesidades tanto de las generaciones actuales como futuras. Conserva y aprovecha de forma integral y sostenible los recursos naturales y humanos y, por lo tanto está en el camino del desarrollo sostenible.
archivado en:
angeles
angeles dice:
18/07/2006 14:05

Totalmente de acuerdo, lo que me pregunto es si desde los poderes publicos(ayuntamientos, consejerias, etc)hay alguien de acuerdo con todo esto, porque yo solo veo actuaciones encaminadas en otro sentido.Es que creo incluso que ni el ciudadano de a pie asume esta realidad y no presiona para que se actue de otra manera. Soy pesimista, y aqui tendremos pan para hoy y hambre para mañana. La provincia de Huelva ha sido siempre muy maltratada desde los poderes publicos y lo sigue siendo, y sus ciudadanos hacen muy poco porque esto cambie. Ayer lei que en Cabezas Rubias van a construir campo de golf y no se cuantas viviendas y todos los pueblos quieren hacer lo mismo , no lo entiendo pues luego veo que hay poquisima gente que juega al golf, si al menos luego se regaran con las aguas residuales depuradas....Enhorabuena por su estudio(no se como llamarle)y ojala lo leyera alguien que tuviera en sus manos algun poder para cambiar las cosas un poco.

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
18/07/2006 15:54

¡Ofuuuu! Amigo Rafa. Tu tesis, porque de eso se trata, de una visión global, sostenida y sostenible para la provincia, me temo que es inviable. Hay demasiados ejemplos en España a lo largo de todo el territorio, para no pensar que lo que expones -creo incluso, que respetuosamente- sea viable. Los intereses privados, comerciales, agrícolas e industriales, hacen completamente inviable que los que han invertido y lo seguirán haciendo, en el modelo ecónómico "predestinado" para nuestra provincia, consientan en modificar un proceso con tan alta rentabilidad como el que describes. El mercado y los negocios, porque de eso hablamos, desea obtener rentabilidad a corto plazo, para invertir otra vcez, obtener liquidez, invertir nuevamente, etc, etc.

De todas formas, he de darte la enhorabuena por tu escrito.

UN ABRAZO

agariro
agariro dice:
18/07/2006 16:52

artículo fantástico, francisco huelva, siempre con tu politiqueo de economía y no de sociedad. "hay otras formas que las conocidas y sobreexplotadas"