Qué fatiguita, madre
"armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás;"
Gustavo Adolfo Bécquer
Si al bueno de Gustavo Adolfo Bécquer
Ese pedaso de poeta
Nos lo hubiesen parido en esta época
De patética envidia y ruda cólera
Regida por ególatras mediocres
En los clanes poéticos de moda
Lo habrían apuñalado por la espalda
Metafóricamente hablando o puede
Que incluso como hicieran en su día
Con aquel otro que exclamó perplejo
Mierda!
Tu quoque, Brute, fili mi?
Qué razón tienes, Manuel. Aunque no sé si esto fue así en cualquier tiempo, pienso que sí. La envidia genera monstruos y los literatos no son más que seres humanos; por tanto, a pesar del criterio que se les supone (¿?) no están ajenos al ensañamiento, al linchamiento de otros bardos en cuanto la ocasión se presenta.
Tinto pasado por agua (de sifón) y aceitunas rellenas con anchoas del cantábrico.