Usted está aquí: Inicio / Olas de la memoria / Blog / Caciques del Siglo XXI

Caciques del Siglo XXI

Los caciques de finales del XIX principios del XX eran rentistas, propietarios de la tierra, la mayor de las riquezas de entonces, porque entonces nuestro país subsistía a base del sudor del campesino, del jornalero, y el propietario de los medios de producción oprimía al trabajador hasta el punto de quedarse, no sólo con la plusvalía que generaba su trabajo, sino también con su voluntad política, con su inclinación ideológica y con su derecho a elegir el sentido de su voto, cuando este existía.

Eran los propietarios de la tierra quienes formaban parte de los gobiernos locales y aparecen en las actas capitulares llenas de polvo en muchos archivos municipales como verdaderos protectores de la beneficencia. Llevaban corbatas, chaquetas de pana basta y grandes bigotes enchampelados con la hipócrita y su mísera sonrisa, aquella con la que aparecen en más de un cuadro que cuelgan de las paredes en los salones plenarios de muchos de nuestros ayuntamientos.

Ahora, los herederos de aquellos, que en muchas ocasiones aún siguen la estirpe de los de entonces, la misma línea de apellidos aún se mantiene en algunos ayuntamientos de nuestra provincia, como si se tratara de un derecho de cuna el hecho de ser concejal.

En otras ocasiones son nuevos ricos, nuevos poderosos que hacen suyo los malos usos de los caciques de entonces.

Como digo, estos nuevos caciques, que también llevan corbata y son gustosos de gritar Viva España en torno al tricornio, (sino busquen en las hemerotecas el acto de aniversario del 12 de octubre en Palos de la Frontera y verán lo que les cuento), como hicieran los otros al lado de los carabineros y utilizan las malas artes de los de entonces y me explico:

Respaldados por las siglas de un partido político al que no respetan, exigen a muchos ciudadanos afiliarse a sus partidos para que obtengan trabajo o que mantengan el que tienen.

Es realmente penoso observar como dirigentes de ayuntamientos exigen la alienación de la voluntad política de los ciudadanos buscando mantenerse en el poder, usurpan el derecho de decisión de voto de muchos ciudadanos para ello, como entonces, pero ahora no utilizan algo propio, sino que utilizan la casa de todos los ciudadanos y el erario público.

Y con ello comulgan, no sólo eso, sino que participan, innumerables especuladores, un número desorbitados de grandes o medianos empresarios, que si bien no se juegan el prestigio de ostentar un sillón político, se juega el progreso económico de sus empresas.

Estas personas crean una red clientelar en torno al partido político que les beneficia, y hacen que sus trabajadores voten al mismo, con el único fin de seguir manteniendo el privilegio que otorga el compadreo en la política de hoy, gracias a según que partidos.

Gracias a la razón, sigue existiendo idealistas, utópicos, trabajadores de la palabra, de las ideas y de la cosa pública, que están dispuestos a partirse la cara por defender los derechos de los trabajadores, siguen existiendo algunos políticos que se introducen en la cosa pública para acabar con este compadreo y con este caciquismo del siglo XXI, desterremos la hipocresía de la cosa pública, los clientelismo y el caciquismo y busquemos una democracia participativa desde la educación en valores, el civismo y la defensa de los derechos políticos elementales de los hombres y mujeres que configuran nuestra sociedad.
manuel rubiales
manuel rubiales dice:
03/02/2006 10:24

Estimado compañero, hablas en tu artículo de clientelismo politico de "ciertos" partidos, o al menos es eso lo que he inferido de la lectura de tu artículo, pero en mi opinión ese clientelísmo político lo fomentan todos los partidos, todos sin excepción y en todos los municipios. Cierto es que existen empresarios, caciques y terratenientes que campan por los plenos municipales con acta bajo el brazo, pero evidentemente la política no está vedada a nadie, afortunadamente, y si son elegidos libre y democraticamente por el pueblo no hay razón para dudar que sus objetivos sean tan honestos, o pérfidos, como el de otros partidos escorados a babor; por mi experiencia propia, pues trabajo en un ayuntamiento, te puedo decir que los poderes fácticos de antaño, al menos a nivel municipal, siguen funcionando casi del mismo modo y afectan por igual a ediles de izquierda o de derecha, a los políticos les gusta, por regla general, compartir mesa y mantel con esos poderes fácticos, aún a riesgo de perder la coherencia política o ideológica, es común por estos lares, por ejemplo, que alcaldes y concejales, supuestamente progresistas, se codeen con los ganaderos de lidia, esos grandes hacendados que atesoran centenares de metros cuadrados de tierra fértil para cria de ganado destinado a la tortura y el escanio público, tierras que podrían ser cultivadas por miles de desempleados que se tienen que conformar, en cambio, con las peonadas de los planes de empleo rural, (PER), que se firman desde los ayuntamientos con el consentimiento de todos, ¿no es eso clientelismo politico?. Creo, compañero, que la visión en estos asuntos debería ser más amplia y no descartar que las prácticas caciquiles y los contubernios de los consistorios con los grupos inmobiliarios, los terratenientes, la iglesia, los bancos o los medios de comunicación, por ejemplo, son cotidianos y generalizados, la única diferencia es que unos lo hacen con más disimulo que otros. Saludos y gracias por provocarme la reflexión.

olasdelamemoria
olasdelamemoria dice:
03/02/2006 12:08

Claro que este clientelismo político al que me refiero lo profesan partidos conservadores y progresistas, si se me entiende lo contrario es que no me he expresado bien

alargaor
alargaor dice:
07/02/2007 14:22

Lo que DIVINAMENTE ha resaltado Manolo Rubiales, estimado Manolo Alonso, es que PP y PSOE son, cuando unos u otros estan "instalados-en", y no tienen siquiera escrúpulos en "jactarse-de", comer del mismo plato. Que ámbos, como en USA republicanos y demócratas, en UK conservadores y laboristas, son, decimos, (casi) la misma porquería. La única diferencia está en el (casi), pero poco más. Ya no hay malos y buenos para la clase trabajadora, sino peores (PP) y malos (PSOE). Y de Boyer, Solchaga, Barrionuevo, y Marbella no hemos hablao. Ni falta que hace. Ni del gal, ni de la expo. Todos vimos como los del puño cerrado no sólo apretujaban con sus dedos de nuevos ricos una simple rosa.
Saludos.