Usted está aquí: Inicio / María Gómez Mar / Blog / Derribos

Derribos

Las fachadas de los edificios son su ropa. Su camiseta, sus pantalones, sus faldas e incluso sus leotardos llegado el invierno. Por eso cuando se derriba la fachada de un edificio es como si le hubiésemos arrancado sus vestiduras y así dejamos libres las trastiendas de sus intimidades, que fueron la cara oculta de sus historias domésticas.
Cuando me asomo a un edificio desnudo, es decir sin fachada, y sin querer veo los azulejos del fondo que en su día fueron el fogón de una familia numerosa, me siento pudorosamente triste. Miro de reojo una línea quebrada itinerario de una escalera al segundo piso, allí donde aparecen todavía los restos de pegatinas infantiles. La casa vulnerable, expuesta, con los rotos y los descosidos al aire para quien quiera reír. O llorar.
Al Teatro Gran Vía de Isla Cristina le arrancaron el traje de seda con el que se sentaba señorial, cual Dama de las Camelias, en el mejor lugar de la fiesta. Le arrancaron las medias y las plumas de marabú con las que adornó su cabeza altiva y de pelo ya blanco. Dejaron al aire sus carnes resistentes, ese foco de tentación a la que sucumbíamos los carnavaleros todos los febreros y algunas otras fiestas de guardar. Confesábamos y redimíamos nuestros pecados participando de un grupo de campanilleros, excusa perfecta que intentaba demostrar que quien elegía pecar era el propio teatro y no nosotros. Nosotros sólo nos dejábamos querer. Amantes pasivos que tiraban la piedra y escondían la mano, coqueteo obligado de quienes se pasean por el filo de lo imposible, de lo dulcemente venenoso. Ahora el más fiel de nuestros amantes culturales –si no el único- pasea (despojado, escupido y rapado) su condena a muerte por la venas del pueblo.
El Gran Vía no es un edificio desnudo al uso. El Gran Vía es ahora el cadáver abierto de la historia genial de Isla Cristina. La mía, la de mis hermanos y la de mis padres; la de mis abuelos, la de mis amigos y mis vecinos. La historia de la gente que conoce el sabor de la sal, de los vendavales y las serpentinas. Oráculo de los dioses del mar de las coplas, confesionario, juzgado de guardia para las charangas más infames y más sinceras; el teatro fue casa de acogida para los sintecho, para quienes querían despojarse de caretas y disfraces, para quienes inventaron el carnaval más imprescindible. El Gran Via, templo de la paradoja, muere desnudo y a la intemperie. Gran vida, gran existencia, parte amable y festiva de la isla, cuando vuelve de la mar impredecible y tempestuosa.
Ahora, fiambre para ser amortajado con el último diseño de la moda especuladora, mi historia son recuerdos de un patio de butacas.

PacoHuelvaCala
PacoHuelvaCala dice:
14/11/2006 20:14

Magnífico, María.
PACO HUELVA

agariro
agariro dice:
14/11/2006 21:00

¿Magnífico? ¿Que jodan el teatro es magnífico?
PacoHuelva: no, digo que magnífico el escrito, el contenido es una tristeza.
Malditos políticos del ladrillo y el asfalto. Ojalá os murais.

manuel rubiales
manuel rubiales dice:
15/11/2006 09:17

Lo del teatro, tu teatro, María, es un atentado contra la memoria de quienes le dieron vida y alma a las bambalinas. Tal vez se puedan derribar las fachadas pero no se pueden hacer escombros con el eco de las noches de coplas.
Vino y besos.

alargaor
alargaor dice:
15/11/2006 11:09

Se comunica al público en general:
1.-Que para la asistencia a las próximas obras de teatro será obligatorio el uso del casco en todo momento.
2.-Que las futuras funciones de cine, vespertinas y nocturnas, se exhibirán en DVX en el interior del salón principal del piso piloto de la promotora inmobiliaria que gestiona el concejal de cultura.
3.-La gala de apertura y el concurso de coros, murgas y chirigotas del Carnaval se llevará a cabo en el tanatorio del camposanto de esta ilustre localidad.
4.-En este solar del demolido Teatro Gran Vía se construirá una flamante y superfashion perfumeria.

Firmado: La Corporación Dermoesotérica Municipal.

Aupa Isla, María. Una cosa tiene este derribo, para mi, de bueno: Volverá el Carnaval a la calle. Que no entiendo cómo se puede armar ese cachondedito en un escenario, bajo techo, con el público sentado, y......lo peor, ¡¡¡competir, premiar!!! Waiómini: truá puan /Yunaited kindon: Zri vouts.
Vivan Los Miserables.
Brava, Islamaría.

ISLAMARIA
ISLAMARIA dice:
15/11/2006 12:13

Ay, alargaor, si así fuera... el carnaval no sólo no tiene ya ese templo que servía muy bien para determinados saraos de los que doy fe, sino que ahora le han hecho de nueva construcción otra especie de centro cultural (en fin) y se colocan carpas en la calle adyacente a éste para que así no se le escaquee una máscara a los de la corporación.

El emigrante
El emigrante dice:
17/11/2006 13:47

Estoy en Barcelona y a mis oidos ha llegado hoy la noticia. Y aunque confieso, no esperaba menos de mi pueblo, hoy siento tristeza. Me llega a mi mente recuerdos de los mejores carnavales de mi vida pasados allí dentro, de sentir la experiencia de cantar a mi pueblo en sus tablas, de ponerme nervioso cuando entraba y salir pletórico de alegria y con ganas de seguir cantando al final de cada actuación.
Por lo menos tengo el consuelo de haberme despedido de él en mi último carnaval y haberme despedido de sus tablas, esas que en su día tanto me emocionaron.
En fin, de nada sirve lamentarse ahora, cuando en su día en vez de un teatro nuevo las autoridades locales podían haber comprado el Gran Vía y restaurarlo, huebieramos ganado los isleños y el carnaval, porque dicho sea de paso el carnaval de teatro se crece con el nuevo teatro, pero la vida del carnaval de calle enfermó con el traslado del concurso y ahora muere con el derribo del Gran Vía.

Isleno namber guan
Isleno namber guan dice:
06/12/2006 00:36

Ais el carnaval se nos fue ya hace mucho tiempo cuando transladaron el ambiente al parque.... extraño esa gran via con su techo, ese olor a dizfraz y carnaval... Bueno... ya.. para que quejarnos, no arreglaremos nada, pero dejar claro que el teatro no hacia nada ahí sin los carnavales, el ayuntamiento deberia de haber comprado el treatro para reformarlo y seguir haciendo hay los carnavales... todo lo q hable esta de mas

Manuel Feria
Manuel Feria dice:
15/01/2007 23:52

Discrepo de algo, María: precisamente ahora es cuando el Teatro Gran Vía ha pasado a la eternidad. Nos han quitado el edificio donde oímos por primera vez la Higuerita Marinera y demás coplillas (no hacer caso del diminutivo), pero estoy seguro que no habrá año en el que alguna agrupación haga referencia a aquel. Por tanto, siempre estará vivo para el isleño, para el amante del buen carnaval.