Kusturica versus Maradona
Una llama de la pampa argentina, mateando con Cacuito, chamuyaba en lunática exclusiva que Kusturica, el genial cineasta bosnio (Papá está en viaje de negocios o Underground) y líder de su propio grupo panki, The Non Smoking Orchestra, prepara un documental sobre otro genio, El Pelusa de La Mano de Dios. Se veía venir (y se esperaba) una peli sobre la peliculera vida del astro balompédico, sus peripecias de Villa Miseria a Boca, Barcelona, Nápoles, Sevilla o Cuba. Su ascensión y caída y nuevo ascenso catódico. Lo que Cacuito agradece a la llama es la noticia de que no va a ser un chipichanga quien ponga sus torticeras manos en semejantes pies prodigiosos. Deseemos que al polémico bosnio puedan gritarle en Argentina, como a Bilardo en México 86, cuando dirigió a Maradona a ganar el Campeonato del Mundo: “Kusturica, sós Gardel”.
De Villa Fiorito a la Bombonera, donde el fútbol late a ritmo de batalla; con la rumba catalana pasó la raya del renacimiento balompédico; y la capital partenopea disfrutó como nadie del desquite, contra el opulento norte, la liga lombarda, y la suntuosidad de la Roma eterna. Ayer veía a los acólitos salvajes de Benito Mussolini brazo en alto cantando loas al diablo fascista Paolo Di Canio, en ese simulacro de partido que últimamente vienen dirimiendo en Italia el Livorno (cuna de la extrema izquierda, con el ché como bandera), y el Lazio (el equipo de Mussolini y la derecha más recalcitrante). Y ante todo eso yo me acuerdo del rebelde napolitano, el orfebre de los imposibles, el irrepetible Diego Armando Maradona. Hace mucho tiempo que pasó la línea de lo natural, para romper la ley de la gravedad futbolística. El artista nunca debió pasar por Sevilla, porque no era Maradona, era la sombra de un mal sueño. Ahora nos lo rescata otro underground. Maradoooooo....