Instintos básicos
Conoció Cacuito a una mujer que era un prontuario de los instintos básicos: adicción al tabaco, al riesgo, a la violencia gratuita, a la escritura automática. A la supervivencia. Si un director con buenas manos, algún día, hiciera una película sobre la vida de su amiga bisexual, bordaría, a buen seguro, un sexy thriller de aquéllos que, a principio de los noventa, con reminiscencias a Hitchcock, estimularon a golpe de fotograma las entrepiernas y quemaron las lámparas de los proyectores de cine. Sería obligado desplegar una tramposa pero subyugante trama, escenificar polvos del siglo aderezados con punzones, persecuciones, morbosas danzas en discotecas que ríete de Pipi y Terelu, ascensores que suben y bajan al ritmo de la ropa interior. No sobrarían los interrogatorios irresolubles. La incandescencia. Todo, en un abrir y cerrar de piernas.
Mi enhorabuena a esa señora por sentir, por querer sentir, por querer experimentar, por querer vivir con intensidad, aunque fuese a su manera y a alguno o muchos pudiera no gustarles. Espero que lo lograse. El no saber ni querer vivir, bajo las cadenas de la auto-represión, los prejuicios y el miedo, es uno de los peores males que se han extendido por nuestro mundo occidental.
Un abrazo
Rafa