Un susurro
Todo fluye, todo cambia, contenido y continente en sempiterna transformación. Mutación de energía y forma, sólo eso.
Pasa la vida, pasan los hombres, todo pasa mientras late la tierra hambrienta y devora insaciable a sus hijos. Sacos de alimento, bocados exquisitos, insustituibles, inigualables, únicos. Polvo y cenizas, sólo eso.
Fluidos que se derraman y filtran en las renovadoras entrañas de la pachamama. Respirar su aire, sentir su pulso y su corazón por mil siglos, despojarme de mis vestiduras y robarle el tiempo a la muerte.
Meros ingredientes de la receta de la vida y sustrato de los tiempos venideros. Esencia esbozada por una fuerza arrolladora, en posesión de un contrato de tiempo indeterminado e finito, al que fuimos comprometidos sin consentimiento.
Diminutas partículas arrastradas con mayor o menor consciencia, con más o menos fortuna por la corriente de un ingobernable torrente. Sólo seré otro confidente - uno más- en la liberación de la tensión creadora del cosmos, en la fusión que representa la ausencia del Ser y el silencio de una dilatada noche infinita.
"Todo fluye, todo cambia..." Y, al mismo tiempo, todo concluye en el mismo ciclo de las cosas, en el serpentín repetitivo y monótono del tiempo convertido en un círculo cerrado y asfixiante. Debe ser así, supongo, la naturaleza del universo.
Muy poético e intenso Ale.
Vino y besos.