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CicloLitoral 2006: El Pichi corrige la tabla de mareas

Pues son pasadas las 16 horas y CicloLitoral sigue en Matalascañas. Por medio, nos hemos topado con 'El Pichi', un chiringuito que nos lo ha puesto todo por delante: también invitan. La tabla de mareas la teníamos mal: la marea baja es dentro de dos horas, entonces será cuando salgamos a recorrer los ocho kilómetros que restan hasta Torre Carbonero.

La marea se nos ha metido por dentro a fuerza de gustosos tragos de cerveza, vino y sardinas y chocos. Nos llevamos dos botellas más de vino para celebrar esta etapa del viaje allá donde habita el esplendor estival de Doñana. Beodos saludos.

Chiringuito 'El Pichi', en Matalascañas, Huelva.
Sardinas y 'agüita amarilla' en El Pichi, en Matalascañas.
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Gio
Gio dice:
10/08/2006 20:57

????????Vamos maquinas!!!!!!
Si no llega a ser porque estoy currando ya me hubiera apuntado yo con varios amigos mas.

Desde Huelva os seguimos atentamente.
Muy bueno esto de la información en tiempo real.

El Vate Orate
El Vate Orate dice:
10/08/2006 20:30

Beodos y orates, que estaís tan orates como yo.

??Aleluya!! Otro mundo es posible, porque cada vez hay más orates a los que importa un pito si los demás tienen otra religión o más petróleo o más agua.

?Viva la oratidad universal panhumana!

El primer test de oratidad se supera cuando se andan 50 Kms. en bici.

Os rindo homenaje, pues, con este relato orate:

COMO PUTA POR ASFALTO

Cuando empezó en el oficio, la cosa le daba gustito porque hacía gozar a muchos, ganaba su dinerito y soñaba con la riqueza que le permitiría dejar de trabajar en plena juventud. Y quizá, entrenar a jóvenes para que siguiesen una vida similar a la suya.

El movimiento de sus piernas, la cadencia de sus caderas y el jadeo que acompañaba todo su trabajo eran proverbiales, como la inclinación de su cuerpo hacia delante. Los hombres se excitaban, gozaban y gritaban al hacerlo.

Hubo un cambio total, insidioso y sutil al principio, cuando la tarea empezó a exigirle sacrificio: "espíritu de sacrificio", decían que poseía en grado sumo, quienes ensalzaban su actividad.

Pero, pese al placer que procuraba a tantísimos, decidió firmemente dejar el ciclismo porque, concluyó, sufrir por dinero para que se exciten y gocen los hombres es andar como puta por asfalto.

Y todos los que habían disfrutado al verle en la tele, con el enjuto culo en pompa bailando sobre el sillín oscilante, mientras pedaleaba en el ascenso de cualquier pendiente, sufrieron por el abandono de su amado.

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